¿De dónde viene la energía que eriza tu pelo?

Un estudio ha encontrado por fin una explicación para el fenómeno de la electricidad estática

ABC Ciencia

Al deslizarnos por un tobogán o al frotar un globo sobre nuestra cabeza enseguida vemos el curioso efecto provocado por la electricidad estática: el pelo se eriza como por arte de magia. Este fenómeno ya era conocido por los antiguos griegos y es muy fácil de observar, pero, curiosamente, los científicos todavía no saben por qué ocurre.

Ahora podría haber llegado la respuesta. Tal como ha publicado Sciencemagazine , un nuevo estudio publicado en Physical Review Letters ha propuesto una explicación: un fenómeno conocido como flexoelectricidad.

Al contrario que la corriente eléctrica que circula por los cables, la electricidad estática (también conocida como triboelectricidad ) se queda quieta. Esto ocurre porque aparece en materiales, como la goma o el plástico, que no conducen muy bien las cargas , de forma que se quedan atascadas. Así que, cuando estos materiales aislantes se frotan uno contra el otro, acumulan su carga estática. Pero, ¿por qué?

Una explicación «nanométrica»

Los investigadores estaban estudiando la flexoelectricidad y se preguntaron si esta podría explicar la relación entre fricción y carga. Este fenómeno es la aparición espontánea de campos eléctricos cuando se produce la flexión de los materiales en una escala nanométrica, siempre que esto ocurra de forma continua pero irregular, más o menos como ocurriría si se deslizase un dedo por los dientes de un peine de plástico.

La clave es que en la escala nanométrica, hasta el objeto más liso está recorrido por bultos y rugosidades. En este caso, los investigadores descubrieron que cuando dos objetos se frotan entre sí, sus pequeñas protuberancias se doblan. Y es a causa de esto por lo que se acumula carga estática.

Según los resultados de los investigadores, los plásticos son especialmente eficaces a la hora de generar electricidad estática. Además, su trabajo podría ayudar a los ingenieros a optimizar materiales para producir más electricidad estática y aprovecharla para cosas como los «wearables», pequeños dispositivos portátiles. Por último, han apuntado a que sus hallazgos ayudarán a mejorar la seguridad en lugares como las refinerías, donde una simple chispa puede causar un accidente.

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