¿Por qué desaparecieron los mamuts de la faz de la Tierra?

Una nueva investigación de ADN descarta la implicación humana y apunta a cambios climáticos que estos gigantes no pudieron soportar

Un trío de mamuts lanudos camina sobre colinas cubiertas de nieve. Detrás de ellos, montañas con picos nevados se elevan sobre bosques de abetos Daniel Eskridge

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Los mamuts lanudos desaparecieron de la faz de la Tierra hace casi 4.000 años después de haber pasado cinco millones vagando por amplias extensiones de América del Norte, Siberia y Beringia. Aún fascinados por estas enormes bestias, las causas de su extinción han sido ampliamente debatidas, incluida la presión de los cazadores humanos. Ahora, un nuevo estudio de ADN cree haber resuelto el enigma. Según concluyen sus autores en la revista 'Nature', aunque los primos peludos de los elefantes suponían una magnífica fuente de recursos para nuestros ancestros, ellos no fueron los culplables del fin de su estirpe, sino una fuerza mucho más grande. Un cambio climático que templó el planeta derritió los icebergs, lo que eliminó la vegetación de la que se alimentaban. Sencillamente, no les quedó qué comer.

Los investigadores utilizaron la llamada secuenciación de escopeta (shotgun) -un método mediante el cual un largo tramo de ADN se divide en pequeños fragmentos que se estudian por computadora- para analizar restos ambientales de plantas y animales, incluida la orina, las heces y las células de la piel, tomadas de muestras de suelo cuidadosamente recolectadas durante un período de 20 años en sitios en el Ártico donde se encontraron restos de mamut.

La nueva tecnología implica que los científicos ya no tienen que depender de muestras de huesos o dientes para recolectar suficiente material genético para recrear un perfil de ADN antiguo. La misma técnica se ha utilizado durante la pandemia para estudiar las aguas residuales de poblaciones humanas para detectar, rastrear y analizar el Covid-19.

«Los científicos han discutido durante 100 años sobre por qué se extinguieron los mamuts. Se ha culpado a los humanos porque los animales habían sobrevivido durante millones de años sin que el cambio climático los matara antes, pero cuando vivían junto a los humanos no duraron mucho y nos acusaron de cazarlos hasta la muerte», apunta Willerslev, miembro del St John's College, Universidad de Cambridge, y director del Centro de Geogenética de la Fundación Lundbeck, en la Universidad de Copenhague.

Ciertamente, los mamuts fueron parte habitual de la dieta de los humanos primitivos. Además, sus esqueletos se usaban para construir refugios, los arpones fueron tallados en sus colmillos gigantes y las obras de arte que los muestran están pintadas en las paredes de las cuevas. Hace 30.000 años, el instrumento musical más antiguo conocido, una flauta, se hizo con un hueso de mamut. Sin embargo, Willerslev recuerda que «había muchos animales alrededor que eran más fáciles de cazar que un mamut lanudo gigante, ¡podían crecer hasta la altura de un autobús de dos pisos!».

El mamut lanudo, adaptado junto a los renos y los rinocerontes lanudos a las condiciones frías y nevadas, tenía a su disposición una gran cantidad de vegetación como pasto, flores, plantas y pequeños arbustos. Probablemente utilizaban sus colmillos para quitar la nieve a un lado y es probable que hayan usado sus trompas para arrancar hierbas duras. Eran tan grandes porque necesitaban estómagos enormes para digerir la hierba.

Adiós a los pastizales

Un colmillo de mamut en la orilla del río Logata, Siberia Johanna Anjar

Lo que el estudio concluye es que a medida que el clima se fue calentando, los árboles y las plantas de los humedales reemplazaron a los pastizales que ocupaban los mamuts. «El problema no era solo el cambio climático, sino la velocidad del mismo. (Los mamuts) no pudieron adaptarse lo suficientemente rápido cuando el paisaje se transformó drásticamente y su comida escaseaba», señala el investigador.

Los mamuts podrían viajar una distancia equivalente a dar la vuelta al mundo dos veces durante su vida y los registros fósiles muestran que vivieron en todos los continentes excepto Australia y América del Sur. Se sabía que las poblaciones habían sobrevivido inicialmente al final de la última Edad de Hielo en pequeños focos frente a las costas de Siberia y Alaska, en la isla Wrangel y la isla St Paul, pero la investigación descubrió que en realidad vivieron más tiempo en otros lugares también y que las razas de mamuts en ambas islas estaban estrechamente relacionadas a pesar de estar geográficamente separadas. Como parte del proyecto, el equipo también secuenció el ADN de 1.500 plantas árticas por primera vez para poder sacar estas conclusiones.

«La Edad de Hielo más reciente, llamada Pleistoceno, terminó hace 12.000 años cuando los glaciares comenzaron a derretirse y el rango de itinerancia de las manadas de mamuts disminuyó. Se pensó que los mamuts comenzaron a extinguirse entonces, pero descubrimos que, en realidad, sobrevivieron más allá de la Edad de Hielo en diferentes regiones del Ártico, y en el Holoceno, el tiempo en el que vivimos actualmente, mucho más tiempo de lo que los científicos se dieron cuenta», explica Yucheng Wang, primer autor del artículo e investigador en el Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge.

Hay evidencia en la parte continental de Siberia de la presencia del mamut lanudo hace 3.900 años, el rinoceronte lanudo hace 9.800 años y el bisonte hace 6.400 años. Este hallazgo implica que los humanos coexistieron con estas especies de megafauna durante decenas de miles de años, y que la caza humana no fue un factor importante en su desaparición. En cambio, la extinción se produjo cuando los últimos focos de vegetación de estepa-tundra dieron paso a turberas y humedales, a medida que el clima se volvió más cálido y húmedo.

«Cuando el clima se volvió más húmedo y el hielo comenzó a derretirse, dio lugar a la formación de lagos, ríos y marismas. El ecosistema cambió y la biomasa de la vegetación se redujo y no habría podido sostener las manadas de mamuts. Hemos demostrado que el cambio climático, específicamente la precipitación, impulsa directamente el cambio en la vegetación», subraya Wang.

Lección para el futuro

Para Willerslev, «esta es una dura lección de la historia y muestra cuán impredecible es el cambio climático: una vez que algo se pierde, no hay vuelta atrás. La precipitación fue la causa de la extinción de los mamuts lanudos a través de los cambios en las plantas. El cambio ocurrió tan rápido que no pudieron adaptarse y evolucionar para sobrevivir».

A su juicio, el destino de los mamuts muestra que nada está garantizado cuando se trata del impacto de cambios dramáticos en el clima. «Los primeros humanos habrían visto el mundo cambiar más allá de todo reconocimiento; eso podría volver a suceder fácilmente y no podemos dar por sentado que siquiera estaremos presentes para presenciarlo. Lo único que podemos predecir con certeza es que el cambio será masivo», afirma.

Los seres humanos vivieron junto a los mamuts lanudos durante al menos 2000 años, incluso cuando se construyeron las pirámides. Su desaparición es la última gran historia de extinción natural. Todavía nos fascinan y hay científicos que esperan resucitarlos de entre los muertos.

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