Copernicus, el intento europeo de cambiar el mundo desde el espacio

La Unión Europea impulsa un novedoso programa de observación de la Tierra capaz de proteger el medio ambiente y de generar aplicaciones impensables hace unos años, como la agricultura de precisión o la construcción de ciudades inteligentes

Balsas de evaporación (derecha) en el Salar de Atacama, en Chile. Imagen captada por un satélite Sentinel del programa Copernicus Sentinel Hub/Copernicus EU
Gonzalo López Sánchez

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A veces la tecnología va por delante de la sociedad y de la economía. Fue así como algunos inventos del espacio, creados para espiar a los enemigos o mandar naves a la Luna, después se convirtieron en aplicaciones cotidianas en tierra. Gracias a esto, hoy se puede usar el GPS en un pequeño y barato «smartphone», hacer operaciones bancarias en internet o hacer aterrizar aviones en medio de un temporal. (Aquí puedes leer sobre los problemas que ahora se pueden solucionar desde el espacio ).

El avance de tecnología espacial no se detiene. Cada vez más países y empresas acceden al espacio y lanzan satélites más potentes y baratos. En medio de esta vorágine, la Unión Europea trata de no quedarse atrás en la carrera de la innovación con dos grandes proyectos: Copernicus , un sistema de observación de la Tierra, y Galileo , un «GPS europeo» que supera con mucho a la precisión de sus competidores. Ambos recogen desde el espacio enormes cantidades de información que pueden ser usadas en aplicaciones que hasta hace poco eran impensables. Hoy, la agricultura de precisión, el diseño de ciudades más eficientes o el seguimiento en tiempo real de la polución no son tecnologías de ciencia ficción, sino servicios que Europa quiere proporcionar desde el espacio.

Brawley, California, (Estados Unidos), a vista de un Sentinel-Sentinel Hub

Apoyándose en la Agencia Espacial Europea (ESA) y la potente industria espacial del Viejo Continente, que ha construido la tercera parte de los satélites de todo el mundo, la Comisión Europea ha invertido más de 7.000 millones de euros en Copernicus para hacer funcionar una treintena de satélites junto a importantes infraestructuras en Tierra. Otros 13.000 millones se han invertido en Galileo, el sistema de navegación más preciso del mundo que, sin embargo, ha atravesado no pocas dificultades y retrasos.

No quedarse atrás

Sea como sea, se puede decir que Europa ha apostado claramente por el espacio. Tal como explicó Jan Wöerner , director general de la ESA, el organismo que dirige y la Comisión Europea han decidido acercar el espacio a la tierra e integrarlo en la economía y la sociedad , con vistas a crear un sector espacial competitivo internacionalmente y al mismo tiempo garantizar la autonomía de Europa. «Desde el espacio no se ven las fronteras, aunque es cierto que se ven nubes encima de Reino Unido», bromeó Wöerner, para referirse al Brexit. «Pero debemos trabajar unidos. Y reconstruir el espíritu europeo».

«Muchos aspectos de la vida cotidiana están basados en servicios del espacio, aunque la gente no lo sepa», explicó Pierre Delsaux. «La Comisión Europea quiere ser un facilitador entre las compañías y la gente que usa esos servicios». ¿Por qué hacerlo? Según explicó, apostar por ello es especialmente importante para el futuro: « Si no invertimos en el espacio, la industria y nosotros nos quedaremos atrás . China o Estados Unidos tienen una inversión enorme en el espacio. Y en diez o quince años la industria dependerá de esa tecnología. Si no tomamos la decisión acertada ahora, no notaremos las consecuencias inmediatamente, pero sí en el futuro».

Poco a poco, cada vez más instituciones europeas van usando los servicios de datos de Copernicus para evaluar el estado del medio ambiente o de las ciudades, entre otras muchas cosas. El sistema de navegación Galileo ya ofrece servicios de gran precisión para los smartphones más avanzados del mercado, como el iPhone 8, el Huawei P10 o el Samsung S8. Muchas ideas y startups prometen revolucionar la tecnología con nuevas aplicaciones . Según Andreas Veispak, el objetivo final de todo esto es lograr « vivir en una economía basada en conocimientos y que recopila información sobre lo que está ocurriendo».

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