El buceo a vida o muerte de los zifios frente a las costas canarias

Estos misteriosos cetáceos sincronizan sus inmersiones en grupo para minimizar el riesgo de ser devorados por las orcas

El zifio de Cuvier de El Hierro, Canarias N. Aguilar / Universidad de La Laguna | Vídeo: St.Thomas Productions

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Los zifios son unas criaturas enigmáticas. Aunque forman una familia de 23 especies, la segunda más amplia entre los cetáceos, algunas nunca han sido vistas con vida y tan solo se conocen por los animales muertos que llegan a las playas. El motivo es que estos gigantes más grandes que elefantes son unos extraordinarios buceadores de aguas profundas lejanas a la costa, que pasan poco tiempo en superficie para evitar a sus mayores depredadores, las orcas.

Ahora, un equipo liderado por Natacha Aguilar de Soto, investigadora del Departamento de Biología Animal en la Universidad de La Laguna (Tenerife), ha descubierto que estos cetáceos son, además, el mejor ejemplo de que, como ella misma expresa, «la unión hace la fuerza». Cuando bucean hacia las profundidades marinas en busca de alimento, los zifios de Cuvier (siete metros de longitud) de Blainville (4,8 metros ), dos especies que rondan las aguas de la isla canaria de El Hierro, se sincronizan de tal manera que poco tienen que envidiar a nuestras reinas de la natación artística. Los miembros del grupo se sumergen coordinados y en silencio. Pero ellos lo hacen por supervivencia.

Una hembra de zifio de Cuvier residente en El Hierro J. Alcázar / U. La Laguna

Este comportamiento no había sido observado antes en otros cetáceos, así que durante mucho tiempo, los investigadores no entendían a qué era debido. Para aclararlo, el equipo de La Laguna reunió datos de 26 zifios, a los que colocaron sensores para rastrear las profundidades que alcanzaban, la inclinación de las inmersiones y los sonidos que hacían.

Todo distinto

«Los calderones y los cachalotes llegan de media a 1 km de profundidad, pero dejan a sus crías en la superficie al cuidado de otros miembros del grupo. Luego, suben en vertical y se comunican con el resto emitiendo llamadas para reunirse», explica a ABC Aguilar de Soto, una de las mayores expertas en cetáceos del mundo.

Sin embargo, «los zifios lo hacen todo distinto, de una forma muy enigmática y muy costosa para ellos», asegura la autora. Como explica en «Scientific Reports», los zifios realizan las inmersiones todos juntos, estrechamente coordinados , hembras y crías incluidas. Curiosamente, para poder lograrlo, las crías nacen considerablemente grandes y las hembras tienen el mismo tamaño que los machos, cosa que no pasa en otros animales en los que los machos compiten por las féminas. Así, pasan una hora bajo el agua llegando (los adultos, las crías no han sido controladas con marcadores) a 1 km de profundidad, de media, y hasta tres kilómetros en sus buceos récord.

Ascenso impredecible

El grupo desciende en silencio, y no utiliza la ecolocalización (emisión de ondas sonoras que rebota en los objetos) para buscar calamares, peces o crustáceos de los que alimentarse hasta que llega a aguas profundas, donde ya no es vulnerable a la caza de las orcas. A unos 500 metros de profundidad, con una presión de 50 atmósferas (equivale a tener un peso de 50 kilos por cada centímetro cuadrado) y en medio de la oscuridad y el frío, empiezan a emitir los chasquidos de las ecolocalizaciones y se separan para buscar comida individualmente. Deben capturar 20 o 30 presas por buceo. Después, los ejemplares se reunen de nuevo a unos 750 metros y ascienden silenciosamente a la superficie en diagonal, un ángulo que cubre una distancia horizontal promedio de un kilómetro.

Un macho subadulto de Blainville J.A. /U. La Laguna

Al limitar las vocalizaciones y emerger en lugares impredecibles, los zifios evitan que los depredadores los sigan. «El radio de búsqueda se hace muy grande y a un grupo de diez orcas solo le daría tiempo a cubrir el 10% de esa área. Es decir, los zifios reducen en un 90% la probabilidad de ser descubiertos», señala Aguilar de Soto. Sin embargo, esta estrategia tiene un precio. Las ascensos largos y silenciosos de inmersiones que duran más de una hora reducen el tiempo de búsqueda de alimento en un 35% en comparación con las estrategias de buceo utilizadas por otros cetáceos. Más tiempo para protegerse y dar esquinazo al enemigo, menos para comer.

Muertes masivas

Los hallazgos sugieren que el buceo y el comportamiento vocal únicos de los zifios ha sido compartido a lo largo de millones de años de evolución con gran éxito. Ese comportamiento también explica algunos de los varamientos masivos de zifios en las costas. «Los sonares militares están en el mismo rango de frecuencia que las llamadas de las orcas. Los zifios los confunden con depredadores y eso genera una respuesta de estrés que, cuando es intensa, desemboca en muertes masivas », apunta la bióloga. En Canarias se registraron ocho desde los años 80 a 2004, por lo que el Ministerio de Defensa declaró una moratoria al uso de sonares y desde entonces no se ha producido una mortandad atípica. «Es un caso rotundo de éxito en la mitigación de un impacto que supone un ejemplo internacional», dice Natacha Aguilar de Soto.

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