Mara Dierssen: «Nuestro país es la cuna de la neurociencia moderna»
La responsable del Centro de Regulación Genómica de Barcelona apuesta por el apoyo a los jóvenes investigadores y una mayor comunicación entre los científicos y la sociedad
La Sociedad Española de Neurociencia (SENC) acaba de celebrar su 16º Congreso. Más de 700 neurocientíficos nacionales y extranjeros se han dado cita del 23 al 25 de septiembre en Granada para debatir temas de actualidad en esta disciplina. La memoria ocupó dos de las conferencias plenarias, que ahondaron en cómo se adquiere, mantiene y pierde la memoria, a cargo de Richard Morris, y los mecanismos de la amnesia, impartida por John Angleton. Además se celebraron diversos simposios, dos de ellos relacionados con la enfermedad de Parkinson.
Durante el Congreso tuvo lugar la renovación de la Junta directiva de la SENC. Mara Dierssen, del Centro de Regulación Genómica de Barcelona, pasó el testigo de la presidencia a Jordi Alberch, vicerrector de Investigación de la Universidad de Barcelona. La presidenta saliente destacó que «España es uno de los países de mayor excelencia en Neurociencia»
Pese a ello, esta disciplina científica no ha contado nunca con el apoyo del gobierno , aunque cuenta con una larga tradición en nuestro país, iniciada por Santiago Ramón y Cajal , que recibió el Nobel de Medicina en 1906 por sus aportaciones al estudio del cerebro, que supuso la mayor revolución en el campo de la neurociencia.
«Pese a que no se ha recibido apoyo, nuestro país es la cuna de la neurociencia moderna. Olvidar nuestras raíces, y nuestro legado me parece un error tremendo», resalta Mara Dierssen. Una falta de apoyo de la que ya se quejaba Cajal hace un siglo, algo que ha cambiado poco. Y pese a su reconocimiento internacional como padre de la neurociencia moderna, Cajal no cuenta siquiera con un museo. Es urgente que el gobierno vuelva los ojos a la neurociencia para darse cuenta del enorme potencial y valor estratégico exponerse con dignidad sus pertenencias y las de su escuela.
Pese a todo, la semilla de Cajal prendió con fuerza y hoy, con más de 1.100 miembros, la Sociedad Española de Neurociencia es una de las más importantes de Europa en esta disciplina. «Empieza a ser urgente que el Gobierno vuelva los ojos a la neurociencia para darse cuenta del enorme potencial y valor estratégico tiene nuestra disciplina , que en este momento no está reconocido. Nuestro país está a un nivel suficiente para que los que gobiernan entiendan que hay que invertir en neurociencia de forma decidida y rápida».
No dejar escapar el talento
Otro de los objetivos de Dierssen al frente de la SENC ha sido una apuesta decidida por los jóvenes investigadores: «No queremos que nuestro talento se vaya. Lo queremos aquí. Que los jóvenes puedan salir al extranjero, pero que pueda volver». Por eso, desde la SENC se ha tratado de «favorecer la excelencia, y para eso hemos desarrollado un programa de desarrollo profesional de jóvenes investigadores. Eso es fundamental. En nuestro país no hay tradición de ayudar y de proporcionar herramientas para que el talento de los jóvenes se desarrolle convenientemente y llegue a Europa».
También destaca la importancia de hacer de la Neurociencia una ciencia más traslacional. Fruto de este objetivo ha sido la colaboración entre la SENC y la Sociedad Española de Neurología (SEN): «Otro punto muy importante para mi ha sido incrementar el contacto y las alianzas con sociedades de investigación más clínica para hacer la investigación más traslacional. Es decir, aunar a todos los que tenemos interés en el cerebro, tanto desde el punto de vista clínico como básico, porque todos nos nutrimos de los conocimientos de los demás, y porque la complicidad con lo clínico es muy productiva para ambos».
Otro de los empeños de Dierssen ha sido « mejorar la comunicación con la sociedad , y para eso hemos apostado, y vamos a seguir haciéndolo de forma aún más fuerte, por una comunicación con el público y por una visibilización de lo que hacemos, que surja de los científicos y que, con la complicidad de los periodistas, llegue a la sociedad de una manera adecuada, ponderada y, sobre todo, rigurosa».
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