Microsensores para comprender qué hay detrás de la caída en el número de abejas
Científicos australianos han trabajado junto a Intel e Hitachi en esta tecnología, para conocer mejor la vida de estos insectos implantándola en la espalda de 10.000 ejemplares de Tasmania
Un grupo de científicos australianos vinculados a la Organización para la Investigación Industrial y Científica de la Mancomunidad de Australia (CSIRO) han revelado este martes que están usando microsensores con las abejas como parte de un expermiento, para comprender los factores clave que están detrás del declive de la población de este tipo de insectos, informan medios especializados extranjeros como phys.org y BBC.com.
Como ha afirmado Gary Fitt, de CSIRO a AFP, «los microsensores que estamos utilizando nos ayudan a hacernos diferentes preguntas que antes no podíamos debido a que nunca hemos logrado cuantificar realmente el comportamiento de las abejas en su hábitat y sus colmenas».
En esta línea, 10.000 abejas con sus nidos han sido ya incluidos en este proyecto junto con otras poblaciones de ciudades como Sydney y Canberra. Además, ha añadido Fitt, en Brasil un número similar de estos insectos están siendo también monitarizados con el objetivo de ir dibujando un cuadro más amplio de la situación de declive de este tipo de poblaciones.
Los investigadores han atribuido el actual declive poblacional de las abejas a amenzas como la repentina muerte de millones de adultos en lo que se ha venido conociendo como el «desorden de colapso de las colonias», el ácaro Varroa, los pesticidas y el cambio climático. En algunos países como en los EStados Unidos, la población de este tipo de insectos ha caído hasta un 40% en apenas un año.
2,5 milímetros
Los citados sensores apenas miden 2,5 milímetros (0,1 pulgadas) de ancho y 5,4 miligramos de peso (0,0002 onzas)- más ligeros que el polen que recolectan las abejas - son adheridos a la espalda de las abejas europeas de la miel. Estos sofisticados receptores también han sido introducidos dentro de las colmenas.
En concreto, como ha informado BBC.com, esta tecnología ha sido desarrollada por CSIRO con la colaboración de las firmas estadounidense Intel y japonesa Hitachi .
Además es parte de un proyecto internacional de investigación sobre las abejas que lleva ya dos años en marcha. Además, estos particulares aparatos contienen una batería que genera su propia energía por la vibración. Entre los muchos datos que registra se encuentran la distancia recorrida por la abeja desde que sale de la colmena, su dieta, su exposición a pesticidas o a las emisiones de gaseses invernaderos y el clima de su hábitat.
La previsibilidad de este tipo de insectos convierte cada novedad en su comportamiento en una señal de estrés o en un cambio en su medio ambiente, han destacado investigadores vinculados al proyecto como Paulo de Souza (CSIRO). Este profesor también ha declarado de BBC.com que «con estos microsensores las abejas no podrán coger mucho polen, pero aprenderemos muchas cosas de ellas».
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