Una expedición española descenderá 1.600 metros para investigar los terremotos
Medio centenar de geólogos y científicos bajarán al Cerro del Cuevón (Asturias) como parte del proyecto del Instituto Geológico y Minero de España (Igme)
Un reto, un privilegio y una gran oportunidad. Así se podría definir el nuevo proyecto del Instituto Geológico y Minero de España (Igme) que busca investigar los terremotos y la emisión de gases que salen de profundas cavidades. La elegida en este caso es el Cerro del Cuevón, ubicada en el concejo de Cabrales (Asturias), una sima de 1.600 metros de profundidad en la que hoy mismo se iniciará el segundo de los descensos previstos. Para continuar con las labores que ya comenzaba un primer grupo de expertos la pasada semana, ayer llegaban a los pies del funicular de Bulnes un científico, Raúl Pérez, y dos deportistas, Antonio Marcos y Bernat Escrivá. Pérez pertenece al grupo de investigadores del Igme, mientras Marcos y Escrivá son bomberos de profesión, el primero en Madrid y el segundo en Ibiza.
Juntos ascendían en la tarde de ayer hasta el refugio del Jou de los Cabrones, desde donde accedieron a la sima. Su cometido en esta semana pasa por abrir camino de descenso desde los 120 hasta los 545 metros de profundidad, donde se instalará el primer campamento base interior para las futuras expediciones. La previsión es que cada semana haya un grupo diferente de investigadores y espeleólogos que vayan abriendo camino y colocando las guías, además de instalando los sensores que recogerán las emisiones de gas que después se analizarán en el Igme.
Se espera que la cavidad completa pueda quedar cubierta de dispositivos a principios de septiembre, aunque es una estimación «porque el mayor factor por el que debemos guiarnos somos nosotros mismos y las condiciones en las que se vaya desarrollando el descenso», explicaron los tres expertos.
La simbiosis entre el deporte y la ciencia hace único este proyecto, en el que se une el interés de un grupo de expertos por encontrar las causas de terremotos como el de Lorca (Murcia) y el reto de un grupo de espeolólogos, capitaneado por Carlos Flores, para completar la campaña iniciada en 2012, 17 picos+17 simas en España, que persigue completar las cimas más altas y las cavidades más profundas del país.
Por delante quedan duras semanas de trabajo que concluirán dentro de un año cuando, de nuevo, el mismo equipo descienda para recuperar los sensores y trabajar sobre los resultados obtenidos. Pese a ser una sima sin actividad sísmica, es muy importante para la campaña del Proyecto Sismosima , ya que «gracias a los datos recogidos podremos comparar la actividad con las cavidades en las que sí hay movimiento», destacó Pérez.
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