Descubren que una tribu de caníbales de hace 2.500 años cocinaba y aderezaba con especias la carne humana
El estudio, en el que ha colaborado la Universidad Complutense, afirma que el grupo se encontraba en México y utilizaba desde chile, hasta achiote
Una nueva investigación publicada en la revista especializada « Archaeometry » ha revelado la existencia de una tribu de caníbales ubicada en Ciudad de México (México) que, hace 2.500 años, cocinaban la carne humana y la aderezaban antes de comérsela. El descubrimiento ha podido ser realizado gracias a una serie de huesos cuyo color ha revelado que fueron asados o hervidos en una solución que contenía especias como azafrán, chiles o achiote (las cuales se siguen usando a día de hoy en cocina).
El estudio, titulado « Savoury Recipes and the Colour of the Tlatelcomila Human Bones », ha contado con la colaboración de varios expertos de dos universidades mexicanas y de Aioze Trujillo-Mederos, de la Universidad Complutense de Madrid. El equipo, concretamente, ha estudiado los restos óseos de 18 seres humanos hallados en el yacimiento arqueológico de Tlatelcomila.
Los expertos han logrado determinar que los restos óseos (principalmente cráneos y diferentes huesos del cuerpo humano) tienen una edad de entre 2.500 y 2.700 años y fueron expuestos a altas temperaturas. Estos datos, unidos al hecho de que algunos estaban dañados, determina que pudieron ser cercenados por herramientas humanas. A su vez, el extraño color que presentan podría denotar que fueron hervidos en agua con alguna sustancia o hechos a la parrilla. «El color debieron adquirirlo antes de ser enterrados, ya fuera mediante tratamiento térmico, o a través de un colorante orgánico» señala el estudio.
Los colores desvelan el método de cocina
En base a una serie de pruebas realizadas con difracción de rayos X y microscopios electrónicos, los científicos han logado determinar el tipo de «receta» que usaron los caníbales. Así pues, creen que la carne humana de los restos óseos que ahora cuentan con un tono rojizo fue asada. La explicación se basa en que, cuando se cocina de este modo, los jugos del cuerpo y la sangre terminan impregnando los huesos dotándoles de este tono.
No sucede lo mismo con los huesos teñidos de naranja. En este caso, y siempre según el estudio, lo más probable es que fueran hervidos en un «caldo» que contara con especias como azafrán, achiote o chile (las cuales le darían este tonos determinado). Estos condimentos contienen altas cantidades de carotenoides , pigmentos naturales que podrían dotar de este color a los restos.
Para comprobar los resultados, los expertos tiñeron varios huesos de vaca en una solución similar. «El hueso resultante presentó el mismo color que los huesos arqueológicos, lo que demuestra que el color de la superficie del hueso se puede atribuir a la cocción. Las diferencias en el color de los fragmentos se pueden atribuir, por lo tanto, a las diferentes recetas mesopotámicas», añade el estudio.
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