Los científicos que hacen reír a los Reyes
Famelab es un concurso de monólogos científicos en clave humorística en cuya tercera edición se ha premiado a Álvaro Morales Molina con su monólogo «Amor de (célula) madre». El premio ha sido entregado por Sus Majestades los Reyes
Imagine que tiene frente a sí un minucioso artículo científico sobre células madre en el que conocerá los prometedores avances que gracias a estas células pueden conseguirse en la lucha contra enfermedades como el infarto cardiaco o cerebral. Probablemente, despierte su interés pero puede que no llegue a concluir un párrafo si no está explicado de forma amena y sencilla.
Imagine ahora que sobre este tema le habla un joven de 22 años en clave humorística y para que lo entienda, compara las células madre con su propia madre y para hablarle de la capacidad que tienen capacidad para renovarse constantemente (son pluripotenciales) le explica que es como la madre que a cierta edad empieza a hacer de todo: yoga, inglés, pilates, zumba y «twerking».
Así lo ha hecho Álvaro Morales Molina, estudiante de Biología Sanitaria en la Universidad de Alcalá de Henares y ganador de Famelab, un concurso organizado en nuestro país por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y el British Council, que busca fomentar la divulgación científica a través de monólogos plagados de chistes, metáforas y comparaciones con nuestra vida cotidiana.
El estudiante de tan solo 22 años ha recibido el primer premio de manos de DonFelipe y Doña Letizia. «He elegido hablar de las células madre porque son muy conocidas por la gente pero no saben realmente para qué sirven o, al fin al cabo, qué son», cuenta un eufórico Álvaro al saber que ha sido el ganador. «Luego, introduje el concepto de las "células musa" (células madre que al trasplantarse no producen tumores) para explicar lo que está pasando ahora con las células madre y que puede ser muy importante para el futuro de la ciencia y de la medicina sanitaria».
Álvaro cree que recurrir al monólogo «es importante para generar interés. Hay gente que le tiene miedo a la ciencia, se tiran para atrás cuando hablas de estos temas, pero luego se saben las alineaciones de lo jugadores de fúbol. Esto es una forma de aprender riéndote», zanja.
«El Justin Bieber de los telescopios»
En la tercera edición de Famelab, también se llevaron el segundo y tercer premio, Manuel González García, doctor en Astrofísica que trabaja en el proyecto Astromol en el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (CISC). Manuel, bailando y cantando al son de Shakira y Marisol explicó el funcionamiento de los telescopios más punteros del momento: Herschel, «una sonda espacial que observó por primera vez en la historia toda la banda del infrarrojo» y que calificó como «la repanocha, cachi piruli juan pelotilla, o el Justin Bieber de los telescopios» porque nos ha permitido estudiar con detalles una molécula fundamental para entender cómo nació y se desarrolla la vida: el agua. También le dedicó unas palabras (y canciones) a ALMA, el mayor interferómetro jamás construido que permite ver con mucho detalle el contenido molecular de galaxias o estrellas. Algo así como si «nos pusiéramos unas supergafotas».
Manuel eligió este tema para reivindicar el importante papel de la «astronomía molecular», un campo que es como el «patito feo de la astronomía, porque ahora gustan mucho los exoplanetas».
A su juicio, la clave de su triunfo «es haberlo hecho en canción y además era muy humorístico. También influye el tema, ALMA es un gran telescopio que tiene 66 antenas en los Andres en Chile y será una auténtica revolución y que dará frutos muy bonitos porque nos permitirá aumentar la potencia de los actuales telescopios hasta 100, es decir, vamos a ver 100 veces mejor de lo que vemos ahora», cuenta Manuel.
«¡El vino tiene que respirar!»
En tercera posición quedó Víctor López. Es Doctor en Ingeniería Química y conquistó al público con el monólogo «¡El vino tiene que respirar!» en el que revelaba que el proceso de la oxigenación el vino es un proceso de transferencia de materia que viene dominado por una ecuación.
Así, cuenta que le explicó a su cuñado, un resabido sobre vinos en la cena de Nochebuena, que para mejorar la oxigenación del vino se puede modificar uno de los elementos de la ecuación: el área, es decir, la superficie de contacto entre el vino y la atmósfera (en el caso de una botella, es su cuello).
Para mejorar la oxigenación hay que buscar un recipiente con un mayor áerea (como un decantador). Pero «si queréis petarlo con esto de la oxigenación», aseguró el joven, hay que incidir en otro elemento de la ecuación: el coeficiente de transferencia de materia, que aumenta cuando pasamos de estar en un régimen difusivo de transferencia de materia (en el que los fluidos están quietos) a uno convectivo (que es cuando los fluidos se mueven). Para mover el vino, el joven sacó nada menos que una batidora «y que yo llamo tanque agitado en operación discontinua».
Este experimento, se llama hiperdecantación y una serie de investigadores lo contaron en el libro «Modernist Cuisine». Les dieron probar el vino a reputados «sommelier» en catas a ciegas y una vez pasaron por la batidora todos mejoraron sus propiedades.
«El monólogo ganó porque intenté que con un tema como el vino la gente se vea involucrada y piense: "Esto me ha pasado", cuenta Víctor.
La final, en Reino Unido
El jurado, formado por el investigador Toni Andreu, la física y meteoróloga Mónica López, y el cómico Flipy, elogió y valoró la capacidad de los finalistas para contar en 3 minutos una historia de ciencia de forma amena y fácil de entender.
El ganador de esta edción participará en la final internacional del Cheltenham Science Festival que tendrá lugar en junio de 2015 en Reino Unido.
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