Errores que el cerebro de un árbitro puede cometer de forma inconsciente
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Errores que el cerebro de un árbitro puede cometer de forma inconsciente

La altura de los jugadores, el griterío de las gradas, o incluso el color de la camiseta influyen en las decisiones arbitrales

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La altura de los jugadores, el griterío de las gradas, o incluso el color de la camiseta influyen en las decisiones arbitrales

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  1. Decisiones rápidas

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    Además de correr tanto como los jugadores, para no perderse detalle de posibles infracciones, los árbitros tienen que tomar “a la carrera” sus decisiones. Y han de ser acertadas, porque después vendrá el análisis de la jugada a cámara lenta para demostrar sus posibles errores, que ya no tienen solución.

    En estas condiciones, el cerebro recurre a estrategias que nos ayudan a actuar de forma correcta. Se trata de atajos de pensamiento, llamados heurísticos. Sin embargo, introducen distorsiones sistemáticas en los juicios.

    Y luego vienen las protestas de jugadores y público, como explican en “ Mente y Cerebro” los psicólogos Geoffrey Schweizer y Henning Plessner, del Instituto de Ciencia del Deporte de la Universidad de Heildeberg, y Ralf Bramd, de la Universidad de Potsdam.

    El ruido, la altura de los jugadores o incluso el color de la camiseta favorecen esas distorsiones.

  2. El «rugir» de las gradas

    El voto verbal procedente de las gradas, influye en la decisión del árbitro
    El voto verbal procedente de las gradas, influye en la decisión del árbitro - ABC

    En pocos segundos el árbitro debe estimar si la acción de algún jugador merece se castigada con un tiro libre o un penalti. Unos pocos centímetros pueden marcar esa diferencia. Pero no siempre el ángulo de los colegiados son adecuados para estimar esa, a veces, sutil diferencia. En estos casos, la tarjeta amarilla por una entrada inadecuada o el penalti dependen literalmente del “rugido de las gradas”.

    Cuanto más fuerte reclama el público una sanción, más propenso es el árbitro a concederla, porque recurren al “voto verbal” de los espectadores. Es el “efecto del ruido de la multitud”. Y es que de forma intuitiva los colegiados relacionan el ruido que llega desde las gradas con la gravedad de la falta cometida. La idea es buena, fiarse de las apreciaciones de los demás... salvo que se pasa por alto el “pequeño” detalle de que los locales no suelen ser imparciales, están en mayoría y se les oye más.

    Y esto ocurre incluso cuando ven la jugada a través de una pantalla: la misma jugada se valoraba de forma diferente según las protestas que se alzaban en el estadio.

  3. Más altos, más sanciones

    Los jugadores más altos, como el guardameta alemán Neuer, atraén la atención de los árbitros
    Los jugadores más altos, como el guardameta alemán Neuer, atraén la atención de los árbitros - ABC

    Sobresalir no siempre es bueno. Curiosamente, ser más alto que el resto influye también en las decisiones de los colegiados. Según las estadísticas, en la Liga de Campeones de la UEFA y algunos campeonatos mundiales, la altura media de los jugadores que cometían las faltas era en promedio mayor que los que recibían el ataque, según comprobaron psicólogos de la Universidad de Rotterdam.

    Una posible explicación es que son los que se encuentran en posiciones defensivas, que favorecen las situaciones de ataque. Pero hay más... Cuando se muestran fotografías en las que no queda claro qué jugador ataca al otro, los que evaluaban la situación señalaban siempre al más alto como culpable. En general, la altura se asocia a mayor agresividad. Y el colegiado no está libre de esa asociación intuitiva

  4. El color de la camiseta

    Según un estudio, a los equipos que visten de blanco les pitan menos faltas
    Según un estudio, a los equipos que visten de blanco les pitan menos faltas - ABC

    Los colores del equipo también influyen, según un estudio clásico de la universidad de Cornell. Y los colegiados se dejan llevar por la creencia generalizada en la cultura occidental de que vestir de negro denota mayor agresividad y dominio. En varias modalidades deportivas, sesanciona más en promedio a los equipos que visten de negro.

  5. El lado oscuro del fútbol

    Vestir de negro supone exponerse a más sanciones
    Vestir de negro supone exponerse a más sanciones - ABC

    Al parecer el razonamiento también funciona a la inversa. Si un equipo viste de negro tiende a ser más agresivo. Los psicólogos Mark Frank y Thomas Gilovich, de la Universidad de Cornell, lo demostraron en 1988, con una grabación mediante una videocámara de diversas jugadas de un partido de fútbol.

    Pero hicieron dos versiones. Los jugadores que en la primera toma iban de negro (representado el lado oscuro) en la segunda aparecían vestidos de un blanco inmaculado y angelical. Curiosamente, se sancionaban con mayor dureza las faltas del equipo oscuro que las del equipo blanco, a pesar de tratarse de las mismas jugadas...

  6. Jugar en casa ya no es tan ventajoso

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    En 2008 una psicóloga de la Universidad Técnica de Dortmund analizó más de 70.000 partidos de la Liga alemana desde 1963 y otros partidos de diversas ligas europeas. En la temporada 1987-1988, el 55% de los equipos locales se alzaron con la victoria. Veinte años después, jugar en casa solo suponía el triunfo en el 44% de los partidos, el resto perdían o empataba.

  7. Entrenar al cerebro

    El ordenador, un aliado del árbitro
    El ordenador, un aliado del árbitro - ABC

    Sin embargo, pese al efecto ruido y el efecto de la camiseta oscura, los colegiados suelen tomar decisiones acertadas en un porcentaje alto de casos. Sus dictámenes realizados de forma tan rápida y literalmente a la carrera suelen ser intuitivos pero certeros.

    Desde la Psicología se están poniendo a prueba programas de ordenador para ayudar a los árbitros a afinar más en sus decisiones. Algo tan simple como ver jugadas en la pantalla, emitir un juicio y recibir una valoración hace que el desempeño en el terreno de juego sea mejor y sean capaces, por ejemplo, de detectar más casos de fuera de juego sobre el terreno.