Encuentran un cerebro humano de 2.600 años de antigüedad
El hallazgo ha tenido lugar en Heslington, en la localidad de York
En arqueología es muy raro encontrar cualquier tejido blando conservado. Sin embargo, en 2009, arqueólogos de York Archaeological Trust (Reino Unido) encontraron un cerebro que, tras muchos años de estudio, se ha confirmado que pertenece a una persona y que tiene alrededor de 2.600 años de antigüedad.
Según explica el equipo de la excavación, el hallazgo se produjo en Heslington, en la localidad de York, donde también se localizaron una calavera, con la mandíbula y dos vértebras todavía unidas. Los científicos apuntan que aunque en un principio parecía un cráneo normal, no fue hasta que lo limpiaron cuando descubrieron algo blando en el interior. «Miré a través del orificio en la base del cráneo para investigar y, para mi sorpresa, vi una cantidad de material esponjoso de color amarillo brillante. No se parecía a nada que hubiera visto antes», ha explicado una de las responsables del estudio, Rachel Cubitt.
Una de sus colegas, Sonia O'Connor, del departamento de Ciencias Arqueológicas de la Universidad de Bradford, pudo confirmar que se trataba de un cerebro. Posteriormente, con la ayuda de la funeraria del Hospital de York, fueron capaces de quitar la parte superior del cráneo y conseguir el primer vistazo directo a este cerebro humano asombrosamente bien conservado.
Desde el descubrimiento, un equipo de 34 especialistas ha estado trabajando en este cerebro para estudiarlo y conservarlo tanto como sea posible. Por la datación por radiocarbono de una muestra de hueso de la mandíbula, se determinó que esta persona probablemente vivió en el siglo 6 Antes de Cristo, lo que hace que este cerebro tenga cerca de 2.600 años de antigüedad. Al observar los dientes y la forma del cráneo es probable que esta persona fuera un hombre de entre 26 y 45 años de edad. Un examen de las vértebras en el cuello evidencia que fue golpeado en el primer disco en el cuello, y luego el cuello se cortó con un cuchillo pequeño y afilado.
¿Cómo se ha conservado?
Nadie entiende el porqué de esta extraña conservación. Los científicos explican que los cuerpos no se conservan si están expuestos al agua, al oxígeno o unas temperaturas donde las bacterias y los procesos de descomposición pueden ser activos.
Después de mucha investigación, las evidencias sugieren que la cabeza fue cortada del cuerpo muy rápidamente y el hombre fue enterrado inmediatamente en un hoyo en un suelo rico en arcilla húmeda, proporcionando un ambiente libre de oxígeno. Con el tiempo la piel, el cabello y la carne del cráneo se sometieron a una descomposición química y gradualmente desaparecieron, pero las grasas y las proteínas del tejido cerebral se unieron entre sí para formar una masa de grandes moléculas complejas. Esto dio lugar a la contracción del cerebro, pero también a la conservación de su forma y muchas características microscópicas que sólo se encuentran en el tejido cerebral. «Como no había ninguna traza de oxígeno en el cerebro, y no hay movimiento, éste estaba protegido y preservado», concluye el estudio.