Diez insólitas investigaciones que quizás nunca debieron realizarse
El libro «Crónicas de ciencia improbable» repasa los estudios científicos más absurdos o excéntricos, como el celo de las mujeres en los clubes de streptease o el magnetismo de las vacas
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12345678910El celo de las mujeres, medido en clubes de streptease
Pierre Barthélémy, autor del blog Passeur de sciences, uno de los lugares más visitados de la web del diario francés Le Monde, ha recopilado sus artículos más desternillantes en «Crónicas de ciencia improbable» (Blackie books). El texto reúne un buen número de investigaciones que, como dice el autor, jamás hubieran debido emprenderse ni publicarse porque son una caricatura para la ciencia, y otras que, vaya, aunque aparentemente resultan absurdas pueden llevar a alguna reflexión. Aquí resumimos algunas de las más llamativas.
Entre ellas se encuentra un estudio de la Universidad de Nuevo México que pretendía conocer si las hembras humanas mantienen el celo, como ocurre con las demás especies de mamíferos. Para ello, los investigadores relacionaron las ganancias de las bailarinas de un club de streptease, en concreto las que bailan lap dance, con su ciclo menstrual. El experimento apareció descrito en 2007 en la revista Evolution and Human Behaviour.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que el celo no había desaparecido. En ciclos medios de 28 días, las stripers registraron un significativo aumento de propinas en los días que preceden a la ovulación, durante los cuales cobraban 354 dólares por cada sesión de cinco horas, 170 más que durante la regla y 90 más que durante la fase lútea, que sigue a la ovulación (todos los bailes eran iguales y al cliente no se le permite tocar). Para los científicos, se trata de la primera prueba por medio de la economía de que el estro sigue presente en la especie humana. Ahora, ¿cómo se manifiesta? Otros estudios apuntan a que es revelado por cambios en la silueta, el olor corporal o el atractivo del rostro.
¿Perjudica la salud leer en el retrete?
El debate comenzó nada menos que en la prestigiosa revista médica «The Lancet», en la que un artículo acusaba a la lectura de perjudicar lo que uno hace en el retrete. Otro artículo afirmaba lo contrario. Un estudio israelí en «Neurogastroenterology & Motiliy» quiso aclarar las cosas. Preguntó a 500 adultos si leían en el baño, cuánto tiempo pasaban allí sentados, cuántas veces hacían esa visita, el estado de sus deposiciones y otra serie de cuestiones que es mejor no reproducir. El resultado fue bastante decepcionante.
El retrato robot del lector de W.C. es el de un hombre más bien joven, diplomado y laico. Las mujeres, personas mayores, agricultores, obreros y muy religiosos dejan la lectura para otros ratos. Los investigadores llegaron a la conclusión de que en ese ambiente el libro, revista o periódico no tiene virtudes terapéuticas y solo sirve para matar el tiempo. Ni mejor ni peor evacuación.
El misterio de las vacas magnéticas
¿Perciben las vacas el campo magnético terrestre hasta el punto de que se alinean con él cuando pastan o reposan? Un estudio publicado en la revista Proceedings de la Academia de Ciencias estadounidense así lo cree: mantiene que los rebaños de bóvidos muestran una clara preferencia por una alineación acorde con el campo magnético terrestre. Los animales se comportan como brújulas, indicando con los cuernos o con la cola los polos magnéticos norte y sur. Esto desaparece cuando las vacas pasan bajo líneas de alta tensión. Una investigación posterior rechazó estos resultados, asegurando que no existe ninguna dirección preferente. De momento, el misterio sigue sin resolverse.
La muerte camina despacio
A menos de 2,95 km por hora. Pero quítese de la cabeza a los zombis de «Walking Dead», porque pese al juego de palabras no tienen nada que ver. Un estudio de un equipo australiano publicado en 2011 por el British Medical Journal concluía que la muerte atrapa antes a los que caminan demasiado lentamente. Los investigadores midieron la velocidad de marcha de 1.600 personas de más de 70 años. Cinco años después volvieron a interesarse por su estado de salud. Los que corrían a una media de menos de 2,95 km tenían una probabilidad mucho mayor de no contarlo. A partir de los 4,9 km por hora, la muerte todavía no les había dado alcance.
Las mujeres vuelven estúpidos a los hombres
Lo dice un grupo de psicólogos en un estudio publicado en 2011 por Archives of Sexual Behavior. Con el falso pretexto de un experimento sobre el lenguaje, los investigadores hicieron pasar una prueba semántica a noventa hombres y mujeres, avisándolos de que habría un segundo ejercicio que deberían hacer delante de un observador u observadora. Como se les había dicho el nombre de esa persona, los voluntarios sabían si se trataba de un hombre o de una mujer. En estas condiciones, las voluntarias féminas no mostraron ninguna diferencia significativa según el sexo del observador, mientras que los hombres que creían iban a tener contacto con una mujer obtuvieron peores resultados. Lo mejor del caso es que el experimento estaba automatizado, así que la mujer en cuestión no existía.
¿Puede volverse todo el pelo blanco de repente?
Dicen que la cabellera de María Antonieta, reina de Francia, se volvió blanca la noche anterior a su subida al cadalso en 1793. La misma leyenda se le atribuye al filósofo británico Tomás Moro la noche antes a su ejecución en 1535. Científicos británicos pusieron el asunto en cuestión en un artículo publicado en Journal of the Royal Society of Medicine. Partiendo del principio de que el fenómeno es real, las dos hipótesis consideradas son las siguientes: «o las María Antonietas y los Tomás Moro, una vez encarcelados, no podían aplicarse tinte y se veían obligados a lucir su verdadero color de pelo, o una alopecia selectiva había hecho caer de pronto todos sus cabellos pigmentados, dejando solo los blancos sobre la cabeza», recuerda Barthélémy en «Crónicas de ciencia improbable».
Ganar un Oscar da años de vida
Investigadores canadienses recorrieron las listas de actores y actrices nominados a los Oscar de 1929 al año 2000. Formaron tres grupos: premiados (235 personas), nominados (527) y un grupo de control, intérpretes de las mimas películas que nunca fueron nominados (887). De todos ellos, 772 ya habían pasado a mejor vida. Los resultados de la investigación, publicada en Annals of Internal Medicine, confirman que los oscarizados vivieron, de media, 3,9 años más que los miembros del grupo de control, y 3,6 años más que los actores nominados pero que no fueron premiados.
Parece que recibir una estatuilla supone una vida más larga, sin importar que sea por un papel principal o secundario. Y cuanto más Oscar le den a uno, mejor. Los repetidores ganan hasta seis años de existencia con respecto al grupo testigo. Según los autores, es posible que los laureados reciban mejores cuidados, estén más protegidos y lleven un mayor control de su vida.
¿Cuál es la temperatura del paraíso?
En el Libro de Isaías, un pasaje describe la atmósfera del Paraíso. La Luna brilla allí como el Sol en la Tierra y la luz que perciben las buenas almas de nuestra estrella es 49 veces más brillante. Por lo tanto, la irradiación es cincuenta veces más alta que en nuestro planeta. Según los cálculos del autor de una célebre correspondencia publicada por la revista Applied Optics en 1972, la temperatura del paraíso sería bastante calentita: 525ºC. En 1998, en una carta dirigida a Physics Today, dos investigadores españoles explicaban que la interpretación bíblica era falsa y que la irradiación luminosa que se recibiría en la casa de San Pedro sería solo ocho veces mayor que en la Tierra. Con esta corrección, la temperatura de los cielos se queda en 231ºC. Algo más fresca, pero está claro que tampoco le hace falta a uno llevar la bufanda a la tumba.
¿Qué pasa si me trago una musaraña?
¿Los restos de ese bicho que aparecen en una excavación arqueológica formaban parte del menú de nuestros antepasados prehistóricos? ¿Cómo saberlo? Habría que conocer primero cómo queda un pequeño mamífero cuando cruza el sistema digestivo de un homo sapiens... Dos investigadores decidieron dar respuesta a estas incógnitas poniendo la cuestión en práctica. Uno de ellos se tragó sin masticar una musaraña hervida. Durante tres días, las heces del científico devolvieron los huesecillos. Pero faltaban muchos. Casi todos los dientes y numerosos huesos del extremo de las patas habían desaparecido. Solo había sobrevivido una vértebra de 31. La conclusión es que el entorno ácido del estómago humano desintegra los esqueletos de los animalitos. Sí, hay investigaciones raras y otras muy raras... E investigadores muy poco escrupulosos.
¿Es contagioso el bostezo de una tortuga?
Este experimento ganador de un Ig Nobel, los premios a las investigaciones más absurdas, consistía en hacer bostezar a una tortuga frente a otra para ver si el bostezo se contagiaba en los siguientes minutos. La tortuga «bostezadora» fue entrenada al efecto con un sistema de recompensas, algo que aprendió en seis meses. Cuando estuvo preparada, se la colocó delante de sus congéneres. Algunas bostezaron como respuesta, pero no más de lo habitual. El estudio sugiere que los mecanismos que actúan tras el contagio del bostezo son más complejos que un simple reflejo en el espejo.