Fracasa el emocionante intento de salvar a una ballena azul varada en la costa de Nicaragua
Cientos de vecinos, turistas y agentes de la autoridad intentaron sin éxito devolver al mar al enorme animal de 18 metros, que murió sin remedio en la orilla
Una ballena azul de unos 18 metros de largo ha muerto en una playa del Pacífico sur de Nicaragua, en medio de la frustración de las autoridades, vecinos y turistas que lucharon para devolverla al mar.
El cetáceo falleció la noche del viernes en la playa Popoyo, una zona muy frecuentada por turistas y surfistas, en el municipio de Tola, 111 kilómetros al sur de la capital y donde se había quedado varado accidentalmente el viernes, aparentemente en busca de comida.
Cientos de turistas, nativos y autoridades de Policía, del Ejército y Gobierno intentaron, sin éxito, remolcar con sus manos a la ballena azul hembra, que, según estimaciones medía cerca de 18 metros de largo y 2,80 metros de ancho.
El delegado del Ministerio de Ambiente en la zona, Mario Rodríguez, ha dicho a los periodistas que tenían la esperanza de salvarla la mañana de este sábado cuando subiera la marea. "Pese al arduo trabajo de rescate" no se consiguió salvar a la ballena, lamentó el gobierno en una breve nota en su página web.
Según los nativos, esta es la segunda vez en los últimos 30 años que una ballena azul muere tras quedar varada en el lugar, pero que la primera vez la gente se la comió.
Las ballenas azules, consideradas los animales más grandes del mundo, pueden llegar a medir 30 metros de largo y pesar 180 toneladas de peso. Son uno de los animales más ruidosos del planeta y se cree que pueden oírse entre sí a más de 1.500 kilómetros de distancia, según los científicos.
Las costas del Pacífico sur de Nicaragua también son muy visitadas en esta época del año por ballenas jorobadas y delfines.
