Una de las piezas que estará en la exposición a partir del miércoles.
Una de las piezas que estará en la exposición a partir del miércoles.
PATRIMONIO

Interiores prestados de Chiclana

Un total de 40 piezas componen 'Un Espejo de Mil Años. Chiclana, el Museo Oculto II' en el que se abordan el tratamiento de la figura humana

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Presiden salones, dormitorios y estancias privadas. Su creación, su simbología, son emblemas que hunden sus raíces en la noche de los tiempos. Hoy, manos privadas atesoran obras que antaño tuvieron intensas vidas de idas y venidas. Algunas, fueron concebidas para culto público, otras como espejos en los que poder acercar la maestría de los grandes pintores. Otras, siempre tuvieron el fin que conservan: ser parte de colecciones privadas que rara vez ven la luz.

Y esa rara vez es ahora. El Museo de Chiclana ha organizado una muestra en la que pretende dar a conocer el patrimonio y el arte que atesoran las familias chiclaneras en sus hogares. Objetivo más que cumplido en 'Un Espejo de Mil Años.

Chiclana, Museo Oculto II' que arranca el próximo miércoles y que podrá contemplarse en las dos salas de exposiciones temporales del Museo de la localidad hasta el próximo 12 de abril.

Un total de 40 obras componen esta exposición que, procedente de manos privadas, repasa la historia del arte desde el Románico hasta el Costumbrismo. Sin embargo, las piezas seleccionadas, que incluyen pintura, escultura y patrimonio documental, tienen un hilo argumental muy claro. «Se trata de hacer comprender e interpretar el cambio en el tratamiento de la figura humana desde el Románico hasta el Costumbrismo». Así resume Jesús Romero, director del Museo de Chiclana y comisario de la exposición, el leimotiv de esta exposición.

Y la horquilla, que encierra unos mil años de historia, también tiene su porqué. De hecho, se han elegido estos movimientos artísticos porque « cada uno tiene un orden secuencial y dominante en durante un tiempo, antes de que lleguen los movimientos contemporáneos que se suceden a la vez». La idea, por tanto, es que la exposición, además de mostrar tesoros ocultos, tenga un importante fin didáctico e interpretativo

De hecho, el discurso interpretativo, como explica Romero, estará muy centrado en el estudio de la plasmación de la figura humana y su relación con las corrientes filosóficas del momento. Desde el universo conceptual del Románico, dominado por el universo del platonismo y las representaciones carentes de paisaje; a las representaciones renacentistas en las que triunfa la filosofía de Aristóteles y la escolástica y su mundo pragmático con representaciones de la figura humana ya integradas en el paisaje.

Para ello, se recurre a obras privadas, muchas de ellas reproducciones de carácter artístico y, por tanto, «no seriadas». «Estamos hablando de pinturas y esculturas que reproducen obras claves de la Historia del Arte como ‘La Dama del Armiño’ o una ‘Inmaculada’ de Murillo realizadas pintores de gran calidad y con una antigüedad de entre 100 y 200 años», explica Romero. Así se compone una colección con reproducciones de Riberas, Zurbaranes, Grecos, Tizinanos, Murillos o Goya pintados por Gutiérrez de la Vega o Sofía Valera. Además, la muestra la componen también pinturas y esculturas originales, como una talla de una Virgen de origen gótico. 

Todo un patrimonio que «procede de cinco familias distintas de Chiclana que han sido muy generosas en la cesión por dos meses de piezas que decoran sus estancias». Y es que como Romero reconoce los interiores de la ciudad atesoran un patrimonio ajustado «pero bueno». La comprobación empírica, desde el miércoles, en el Museo.

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