El camino hacia el 9-N en diez curiosidades y polémicas
Del censo sin electores al «call center» soberanista pasando por las lágrimas de Junqueras o la polémica de las urnas y los presos, el proceso soberanista ha dejado imágenes de lo más variopintas
Del censo sin electores al «call center» soberanista pasando por las lágrimas de Junqueras o la polémica de las urnas y los presos, el proceso soberanista ha dejado imágenes de lo más variopintas
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Francesc Homs, teleoperador por un día
Siempre dispuesto a echar una mano, el conseller de Presidencia y portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, cambió el pasado miércoles la tarima de la sala de prensa de la Generalitat por un «call center» soberanista para sumarse a una campaña organizada por Òmnium y por la ANC para animar a ir a votar el 9-N. «Buenos días. Me llamo Francesc y le llamo como voluntario de la consulta del 9N para informarle de cuál es el punto de votación para este domingo». Este era el mensaje guionizado de un Homs que, sin embargo, tropezó con un contestador de buenas a primeras, no logró despertar interés en su segundo interlocutor y no fue hasta la tercera llamada que no encontró un oído amigo.
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Urnas de cartón y presos para ahorrar
Pese a que tradicionalmente las votaciones se sirven de urnas de plástico que tienen un coste medio de 35 euros, la Generalitat decidió apostar a la hora de diseñar los receptáculos del 9-N por el cartón. Un material mucho más barato y manejable -cada urna sale a unos 2 euros- al que se han encargado de dar forma un grupo de reclusos en el CIRE de Lleida. La utilización de presos fue objeto de polémica después de que el PP denunciara que el Govern estaba utilizando a los reclusos de la cárcel de Lleida para el diseño e impresión de las papeletas de la consulta, algo que les recordaba «a los faraones o a regímenes dictatoriales que utilizaban penados como mano de obra barata».
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Las lágrimas de Junqueras
Se dejó llevar por la emoción y acabó pidiendo la independencia al borde de las lágrimas. El líder de ERC, Oriol Junqueras, reaccionó así durante una entrevista radiofónica en la que aseguró que «el objetivo es la independencia de Cataluña porque es una necesidad». «Hemos de hacer aquello que la gente necesita, aquello que la gente quiere. Por tanto, vamos a hacer esto. Y si lo hacemos, todos los que lo hagamos, nos reencontraremos haciéndolo», aseguró Junqueras mientras se le iba quebrando la voz. Los guionistas del «Polònia», el programa de sátira política de TV3, no dejaron pasar la oportunidad y esa misma semana ya habían ideado un gag en el que podía verse a Junqueras pataleando y revolcándose por el suelo pidiendo la independencia de Cataluña.
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Los comercios «amigos» de la ANC
Una de las campañas más polémicas que ha dejado a su paso el auge de la ANC ha sido la del «comercio amigo». Esto es: establecimientos que se identifican con una pegatina y con una mención en la web de la entidad independentista y, pese a anunciarse como una campaña para promocionar el comercio de proximidad, el PP ve como una maniobra para de premiar a los comercios sensibles al independentismo y de castigar a aquellos que que no comulgan.
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Los «selfies» del decreto de convocatoria del 9-N
En un proceso marcado por las fotos, ya sean las fuerzas soberanistas, las de pactos a tres bandas o las del Parlament puesto en pie para aplaudir un Declaración de Soberanía tumbada por el Tribunal Constitucional, pocas imágenes tan simbólicas como la de Artur Mas firmando el pasado 27 de septiembre el Decreto de Convocatoria de la Consulta del 9-N. Un momento para muchos histórico y especialmente significativo para todos los miembros del Gobierno de Mas, que no dudaron en retratar el decreto del derecho y del revés. Una imagen pintoresca en la que también se coló esa pluma Inoxcrom que, dicen, podría acabar en las vitrinas de algún museo de historia de Cataluña. Al tiempo.
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Un censo sin censados pero con muchas sorpresas
Al no tratarse de un referéndum ni de una consulta amparada por un marco legal, el proceso participativo no cuenta con un censo en sentido estricto. De hecho, la lista de votantes se irá completando a medida que la gente deposite el voto en las urnas, aunque antes del 9-N sí que era posible consultar el punto en el que se debía acudir a votar, una operación que permitía incluso introducir un nombre falso y obtener un lugar de votación. El portal solo exige un municipio y una dirección real, ya que tampoco registra -no podría hacerlo- el DNI de la persona que solicita la información. Obviamente, en el supuesto de que el 9-N pudiera votarse, el interesado debería acudir con su documento nacional de identidad, él único válido, aunque en el interín se podía ver como Bob Esponja, Lady Gaga o Los Chichos recibían indicaciones para ir a votar a un determinado colegio.
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El marcador «ilegal» de la ANC
A vueltas con esa concepción un tanto laxa de la legalidad que ha venido acompañando al proceso soberanista, el marcador instalado por la ANC y Òmnium Cultural en plaza Sant Jaume en un perfecto ejemplo de permisividad institucional. El propio Ayuntamiento de Barcelona reconoció que el marcador, instalado el día 27 de septiembre para contar los días que faltaban hasta la consulta, incumplía la Ordenanza de Usos del Paisaje Urbano. Tampoco se cursó autorización alguna para su colocación, pero nada de eso parece ser un problema para el marcador siga ahí, descontando los días, minutos y segundos que faltan hasta el 9-N.
8
Las reuniones secretas que no lo fueron tanto
A fin de salvaguardar la unidad política que, según el presidente de la Generalitat, Artur Mas, era la base del proceso soberanista, la suspensión cautelar del TC de la consulta original del 9-N fue respondida por las fuerzas soberanistas con una serie de reuniones discretas -es decir, secretas- que finalmente no lo fueron tanto. Se buscaron diferentes emplazamientos, como el Palau Robert y el Palau de la Generalitat, pero en ningún caso se consiguió burlar a la prensa, lo que irritó considerablemente a los partidos reunidos. La última de las reuniones fue también la que llevó a Mas a abandonar su idea original de consulta e imponer, de manera unilateral, el proceso participativo del 9-N.
9
La pregunta de la discordia y sus múltiples respuestas
La doble pregunta, una suerte de incómodo peaje para mantener la unidad de las fuerzas soberanistas, se ha convertido también en fruto de discrepancias, polémicas y, sobre todo, maniobras de todo tipo para alargar el máximo posible el tener que retratarse. Así, mientras que CDC, la CUP y ERC apostaron desde el principio por un doble sí, Unió ha jugado abiertamente a la ambigüedad del sí-no apostando por dar libertad de voto a sus militantes en la segunda pregunta, la relativa al Estado independiente. El caso más llamativo, sin embargo, es el de Joan Herrera: el líder de ICV pasó de decir que no iría a votar el día de la consulta alternativa a cambiar de opinión y apostar por un sí-no y, al mismo tiempo, pedir elecciones anticipadas.
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La duda existencial del PSC
El proceso soberanista se llevó por delante a Pere Navarro, primer secretario del PSC, y abrió un boquete en la filas del partido que la llegada del Miquel Iceta no ha conseguido subsanar. Con sus dos almas convertidas en dilema existencial y la promesa de una reforma federal que nunca llega a concretarse, el PSC se ha convertido en espectador de un proceso que lo mismo critica abiertamente -Iceta se mantiene firme en su rechazo a la doble pregunta- que apoya al votar a favor de la Ley de Consultas que debía amparar la votación del 9-N.