Collboni: «Barcelona no puede supeditarse al proyecto independentista»
ABC entrevista al alcaldable del PSC por Barcelona
—¿Qué ha hecho mal el PSC para estar como está?
—Pues en cuatro años han pasado muchas cosas. El movimiento del 15M estalla en plena campaña de las municipales de 2011. La crisis económica ha golpeado con dureza a los sectores que tradicionalmente nos apoyan. Ysi a eso le añades en Cataluña el debate nacional, la marca PSC se erosiona.
—No son las mejores perspectivas para usted.
—Las encuestas lo señalan , el primer partido es el de los indecisos, y estos indecisos son votantes de izquierda o de centro izquierda... ¿Por qué? Del mismo modo que la marca ha sufrido mucho, el recuerdo de lo que hemos hecho en la ciudad es positivo. Cuando hablamos de la ciudad que hemos construido en estos 30 años, la carta de presentación, la credibilidad, la tenemos.
—Pues algo habrán hecho mal en Barcelona.
—No creo que el desgaste sea atribuible a Barcelona estrictamente. Aquí hemos hecho algo objetivamente que no es bueno para un partido, cambiar de liderazgo de manera continuada. Pese a mantener una línea de oposición coherente, eso despista.
—Uno de los «handicaps» del Collboni candidato es la falta de conocimiento entre los votantes. Quizás en su caso no sea una buena idea desmarcarse de la marca PSC.
—Yo no lo hago, en absoluto, reivindico el legado del PSC, y también el de ICV, ahora que veo que hay gente que se esconde y se avergüenza de ello.
—Pese a sus esfuerzos, hay una polarización en la campaña entre Xavier Trias y Ada Colau (BComú).
—Lo empezamos a romper. Barcelona no es o Trias o Colau: a un lado la derecha reconvertida al independentismo, y al otro un proyecto improvisado en seis meses que es la suma de muchas cosas y que no ofrece garantías de gobierno. Hay otras opciones desde la izquierda mucho más creíbles y solventes.
—Trias vende una idea: o yo o el caos.
—La idea de estabilidad que vende Trias tampoco es cierta, porque Trias ya ha firmado un acuerdo con Alfred Bosch (ERC) para sumar Barcelona al proyecto soberanista, que en 18 meses quiere proclamar la independencia, que pone la ciudad al servicio de esta causa. No es este un proyecto que genere estabilidad o confianza.
—Pese a los intentos de muchos, el soberanismo ha quedado en un segundo plano en esta campaña.
—Es un debate de fondo, y ahí creo que los candidatos hemos de ser muy claros. Yo no soy independentista, creo en un pacto con el resto de España. En cualquier caso, Barcelona no puede quedar supeditada al proyecto soberanista. Ni independentista, ni federalista, ni unionista, Barcelona tiene que ser Barcelona. Mi planteamiento de campaña, o las decisiones que tome, serán con la lógica de la ciudad.
—Trias hace equilibrios: se le ha definido como un independentista posibilista.
—No, Trias es un independentista oportunista. En este campo hace un ejercicio de cinismo. El problema de Barcelona es que ya sabemos quién manda, en el debate soberanista y en la gestión de la ciudad, y se llama Artur Mas. A quien Trias ha hecho de banquero, ha perdonado todas las inversiones, no ha exigido nada...
—Ustedes han criticado la gestión del turismo de Trias, pero en buena medida el modelo lo construye el PSC.
—Cuando dejamos el gobierno en 2011 había unos 2.000 apartamentos turísticos: ahora hay 9.000, que habría que multiplicar por dos o por tres contando los ilegales. Trias no tenía un modelo turístico en la cabeza y ha perdido el control.
—Un Ayuntamiento en inercia.
—Inercia y sin corregir lo que ya se veía. Además de dejar una situación económica muy saneada, dejamos un Plan Estratégico para comenzar a cambiar el modelo:desestacionalizar el turismo, evitar la concentración en el centro, buscar nuevos mercados... Eso estaba escrito, y Trias no hizo nada. Bueno, sí que hizo, de acuerdo con el PP, barra libre de hoteles, que es lo que ha pasado en Ciutat Vella. Lo mismo pasa con el comercio y en otros campos. Trias tiene un problema de liderazgo:no afronta los problemas.
—Se le reprocha al alcalde una manera de gobernar fácil, de no arriesgar: como en la reforma de la Diagonal.
—Su política ha sido la de los cambios cosméticos, aparentes, sin transformación de fondo. Esto durante cuatro años lo puedes salvar si la inercia es buena, el problema es pensar que esto se prolongue a diez años vista. Trias ha hecho de alcalde de pueblo pequeño: arreglar la plaza mayor antes de las elecciones para que se vea limpia y ordenada. Asfaltar y poner unos árboles no es hacer urbanismo. Urbanismo es haber invertido en el eje Pere IV, acabar la cobertura de la Ronda de Dalt entre Nou Barris y Horta...
—¿El Raval corre el riesgo de ser un gueto islámico, como dice el PP?
—Afortunadamente en Barcelona no hay guetos. Hay barrios con más presencia de extranjeros, como el Raval, pero eso no es un gueto. Los guetos que desgraciadamente se pueden producir tienen más que ver con las condiciones sociales que con el origen nacional de las personas. Y en este sentido me preocupan más los barrios del Besòs.
—Pregunta marciana:¿Barcelona debe optar a los Juegos de Invierno?
—No es una prioridad de la ciudad. Hay que dejarlo en el congelador y volverlo a valorar en dos o tres años. La prioridad de Barcelona es ahora el empleo, generar oportunidades... el gran acontecimiento que yo planteo es el plan Rumb de rehabilitación de barrios, que permitirá crear hasta 10.000 empleos...
—¿Cómo ve el escenario postelectoral? ¿Es imaginable un gobierno de concentración entre las fuerzas centrales?
—Será alcalde, y así debe ser, quien tenga más votos. En nuestro caso, si no soy el más votado no entraremos en ningún gobierno, pero tampoco haremos una oposición de barricada. En los temas de ciudad no haremos el cafre a decir no a todo. ¿Otras fórmulas? Me cuesta verlas. El pacto entre CiU y ERC hace que todo esté muy condicionado a las autonómicas del 27-S, a intereses que van más allá de la ciudad.
—Impasse hasta otoño.
—Sí, pero en estos meses hay que formar gobierno, aprobar un presupuesto...
—¿Repetirá en 2019 si no es alcalde?
—Mi proyecto es a medio plazo. No me imagino empezar a construir un proyecto para la ciudad de solo cuatro años. Hice una apuesta personal y política por Barcelona.
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