teatro
Orfebrería de Eduardo De Filippo en el TNC
Lluís Homar dirige y protagoniza «L'art de la comèdia»
![Orfebrería de Eduardo De Filippo en el TNC](https://s2.abcstatics.com/Media/201502/14/comedia-arte--644x362.jpg)
Eduardo de Filippo, Lluís Homar y la Sala Gran del TNC. Estas tres claves nos dirigen a una gran comedia que invita a la reflexión de para qué sirve el teatro. «“L’Art de la comèdia” es una partitura perfecta», celebra Lluís Homar, que dirige y protagoniza la obra. El quid del montaje es que el público vea y sienta a una compañía de teatro en su esencia. Y así han trabajado el elenco que dirige Homar. «Es un obra de orfebrería que De Filippo escribió en 1964», apunta el director que ha cuidado todos los detalles. Cincuenta años después, la pieza no ha perdido actualidad. Su argumento es un homenaje al teatro a la vez que ofrece una reflexión sobre el rol de la cultura dentro de la sociedad.
La versión que veremos en el TNC recibe al espectador con un escenario vacío que se irá llenando poco a poco. «Hemos querido jugar con el imprevisto hasta las últimas consecuencias», desvela Homar, que contó con Xavier Albertí, director del TNC, como traductor de este texto que está escrito en italiano.
La progresión del vestuario y de la escenografía hace cómplice al público. Joan Carreras es el nuevo prefecto de una ciudad de provincias y Mar Ulldemolins, que interpreta a una maestra de escuela, sorprenderá al público con su acordeón. Pau Viñals, Voctòria Pagès, Lluís Villanueva, Roger Casamajor, Oscar Valsecchi, Eduard Muntada y Quimet Pla, completan el reparto .
Todo arranca cuando a una compañía de teatro se le quema la carpa y al no tener recursos actúan provisionalmente en el teatro de los señores de la ciudad. El director de la compañía (Homar) va a ver al nuevo prefecto (Carreras) para pedirle que acuda a una función. Y hasta aquí puedo leer. Porque lo que ocurre a continuación es un juego de realidad y ficción que no podemos ni debemos desvelar.
La Sala Gran impone mucho. «Es una herramienta que no es fácil –reconoce Homar-. El año pasado disfruté mucho con “Rosita la soltera” como espectador pero no tenemos que olvidar que es muy grande y que los actores necesitan micros».