arte

La intimidad de Chillida

Una exposición repasa en la Roca Gallery Barcelona una recopilación de esculturas pequeñas, obra gráfica, fotos y manuscritos del artista vasco

La intimidad de Chillida abc

maría güell

El foso del espacio Roca Gallery de la calle Joan Güell de Barcelona encaja a la perfección con la exposición que viaja de la mano de la Fundación Eduardo Chillida. «Cuando vi este espacio pensé que era perfecto para esta recopilación de esculturas pequeñas, obra gráfica, fotos y manuscritos», explica su hijo Ignacio, que vela por el legado de su progenitor desde hace años.

«Roca se puso en contacto con nosotros a raíz de la exposición que hicimos hace dos años en el Museo de ABC de Madrid con motivo del décimo aniversario de la muerte de mi padre», comenta el hijo del artista, que viajó a Barcelona para ver de cerca el espacio expositivo del Roca Gallery.

Se quedó prendado a primera vista y pensó en aprovechar las enormes vitrinas que dan a la calle para colgar tres logos muy importantes de Chillida como el de la Universidad del País Vasco, el de la Kutxa y el del San Sebastián Capital Cultural 2016. «El Ayuntamiento de San Sebastián nos pidió el logo de la capital cultural y nos hemos inspirado en uno que hizo para los derechos humanos», explica Ignacio que conoce a la perfección la vida y obra de su antecesor.

Antes de entrar en materia, recordamos que en Barcelona hay tres obras públicas que firma Chillida: el «Elogio del agua» en la Creueta del Coll, la escultura «Topos V» en la Plaza del Rey y un enorme mural delante del Macba.

En la primera planta se despliega con todo detalle el manifiesto «El arte y el espacio» que hizo junto a Heidegger que se expone por primera vez en Barcelona. Chillida conoció al filósofo alemán a través de amigos comunes y pronto tuvieron una enorme conexión. De él escribió que era un hombre pequeño por fuera con una sonrisa curiosa, entre otras descripciones que se detallan en este gran álbum que recoge su trabajo en común, incluida una piedra que contiene la grabación de uno de los aforismos sobre el espacio.

Bajamos las escaleras y entramos en el foso. «En este espacio mi intención es dar a conocer al Chillida más íntimo. He recopilado objetos de gran valor sentimental, algunos de ellos los tengo en las librerías de mi casa y los he abierto al público». La colección particular está flanqueada por una escultura que reproduce el Elogio del Horizonte de Gijón y la maqueta del proyecto de la montaña de Tindaya. Entre medio podemos descubrir obras de pequeño formato como una porcelana de 1977, logotipos y colaboraciones como sus diseños en contra de la central nuclear de Deba y tarjetones de bodas de familiares. «Ésta es la invitación de mi boda», desvela Ignacio mientras comenta que a su padre le encantaba dedicar sus trabajos y de vez en cuando pensaba en algún artista que le había influenciado o que simplemente le gustaba y le hacía un homenaje.

La faceta del Chillida ilustrador también tiene su hueco con la exhibición de algunos de los libros que acompañó con sus trazos. Pero quizás la que más sorprenderá al visitante son sus escritos que se recopilaron en un libro de la Editorial La Fábrica y que confirman que fue un gran pensador. Algunos de ellos ilustran las paredes. Chillida vivió «entre las formas».

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