ópera
El Liceu une a Poulenc y Montsalvatge en una misma velada
Se estrena un programa doble con óperas de ambos compositores con María Bayo y Ángeles Blancas
Aunque estrenadas con pocos años de diferencia, «Una voce in off», de Xavier Montsalvatge (1962), y «La voix humaine», de Francis Poulenc (1959), «tienen pocas cosas en común», afirma la flamante directora artística del Gran Teatre del Liceu, Christina Scheppelmann, en su primera comparecencia ostentando el cargo. Reafirma su punto de vista Pablo González, responsable musical de este programa doble que el coliseo lírico barcelonés presenta desde el domingo y hasta el 22 de enero en tres funciones contando en el foso con la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC). El maestro asturiano lo tiene claro: «Ambos compositores representan dos mundos musicalmente opuestos, ya que Montsalvatge es un creador ecléctico, atrevido, que siempre busca lo diferente y cuyas obras tienen poco en común. Las de Poulenc, en cambio, proponen una música muy personal, muy reconocible».
Para Scheppelmann se trata, en todo caso, «de dos obras fascinantes que necesitan a dos mujeres muy poderosas, fuertes e intensas para dar vida a sus personajes protagonistas, y en este caso el Liceu las tiene: María Bayo y Ángeles Blancas »; la primera en el monólogo de Poulenc y la segunda (que ya cantó «La voix» en el Liceu) en la ópera de Montsalvatge.
Final abierto
Dos obras diferentes, pero que también tienen cosas en común. Para el director de escena que firma el montaje, Paco Azorín, «ambas coinciden en un final abierto; este programa doble sirve para descubrir dos óperas que tienen en común avances tecnológicos -en “Una voce” una mujer escucha en una cinta grabada la voz de su marido muerto y en “La voix” otra mujer habla por teléfono con su amante-, pero lo mejor para mí son las dos protagonistas, dos mujeres solitarias».
La soledad como tema existencial. El «regista» y escenógrafo se permite ciertos cambios, sorpresas que enriquecen el discurso con nuevos puntos de vista. Si en «Un voce» la cinta grabada cambia por una filmación en la que puede verse al fallecido, en «La voix» la protagonista al final no se suicida como acostumbra insinuarse. «¿Comienza ella una nueva vida?» se pregunta María Bayo, la soprano que encarna el personaje del solitario drama de Poulenc. «Yo creo que sí. Con la larga conversación telefónica con su amante que muestra la ópera, ella da por acabada la relación, coge sus cosas y comienza una nueva vida, sola o acompañada». La cantante, especialista en el repertorio francés, se muestra muy familiarizada con la obra de Poulenc, de quien ya ha cantado «Les mamelles de Tirésies» y «Dialogues des carmélites».
Azorín propone, además, un cambio en la ubicación de la OBC en ambas óperas: en «Una voce» la orquesta estará en el foso, pero en «La voix» «yo necesitaba a la Bayo a tocar del público», apunta; «es lo que pide una obra tan intimista como esta, y por ello hemos decidido poner a la orquesta sobre el escenario y atrás de la escenografía, para que la cantante esté muy cerca del público». La ópera de Poulenc se estrenó el curso pasado en los Teatros del Canal de Madrid, y ahora, al llegar al Liceu, se le ha unido la ópera de Montsalvatge conformando una propuesta más que interesante. En «Un voce» acompañarán a Ángeles Blancas el tenor catalán Antoni Comas en la voz de Claudio y el barítono Vittorio Prato como Mario, amante de la protagonista.