«El hombre que mató a Messi» o cómo un sueño se convirtió en novela
El perdón, el miedo o la culpa recorren las páginas de la tercera obra de ficción de la escritora Emma Riverola
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Dice Emma Riverola (Barcelona, 1965) que el título de ésta, su tercera novela "es tan provocador como el sueño que lo originó". La culpa, el miedo, la necesidad de amar o el perdón, valores universales, recorren las páginas de "El hombre que mató a Messi", publicada por Edhasa.
"Una noche soñé con la misma escena que se va repitiendo en la novela. Un partido Barça-Real Madrid , un defensa del Madrid corriendo por el balón, Messi también va a la carrera hasta que chocan los dos y de un cabezazo terrible, Messi cae fulminado al campo. El sueño fue así y yo tanto era espectador como el propio hombre que había matado a Messi. Fue una imagen muy potente y no me la podía sacar de la cabeza".
Fue entonces cuando Riverola comenzó a reflexionar sobre este tema . "Los deportistas y, en especial, los futbolistas son los héroes del momento . En todo el mundo te puedes encontrar un chaval con la camiseta del Messi. Sus acciones y sus valores son especialmente influyentes. Matar a Messi era matar el símbolo de la ingenuidad, de la genialidad, de la humildad . Era imaginar que su 'asesino' se convertiría en algo parecido a un paria de la tierra".
Pero hay más historias en esta novela. "Tras profundizar en los sentimientos de culpa, necesitaba una víctima.Así que elegí el terrorismo. Una mujer que creció huérfana porque su madre había muerto en el atentado de Hipercor. Una mujer que no había conseguido en toda su vida desprenderse de la piel de víctima. A partir de ahí, surgió todo. Más allá de Messi (eso fue la anécdota que marcó el inicio), el libro es una reflexión sobre la culpa, sobre víctimas y verdugos, sobre la fuerza del perdón".
Al igual que en su anterior novela, "Cartas desde la ausencia", Riverola escribe sobre héroes cotidianos. "Siempre me ha interesado utilizar la literatura para sumergirme en la vida de personas que pueden ser nuestros vecinos, pero que tienen vidas totalmente dispares a las nuestras. En realidad lo que marca la existencia de todos es muy básico y muy universal: el miedo, la necesidad de amar y ser amado, el peso de las ausencias…".
Pero esos héroes ¿son dueños o esclavos de su destino?. "Todos somos esclavos hasta que somos capaces de encontrar la llave que libere las argollas. Gaia y Jaro son prisioneros de un fatídico instante que cambió sus vidas para siempre y los convirtió en seres ligados a un papel: verdugo y víctima. Cada uno de ellos ha encontrado un modo de sobrevivir. Jaro huyendo de un lado a otro con una identidad falsa. Gaia ha encontrado un refugio en la fantasía. Pero ninguno de ellos puede ser plenamente feliz. El encuentro entre ambos representa la catarsis".
Los personajes de Riverola recurren a la ficción como bálsamo, pero la autora advierte de que "la fantasía puede ser el refugio cuando la realidad se torna insoportable o, también, la puerta de la locura. Todo radica en la capacidad que se tenga para controlar la imaginación".
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