Cien mil menús sociales para apoyar a familias sin recursos
Los clubes Rotary de Barcelona, voluntarios de «la Caixa» y 25 hoteles de la ciudad reparten a diario comida preparada en siete comedores sociales del Proyecto ALPAN
Tras dos años y medio y más de 100.000 menús entregados, el Proyecto ALPAN (Alimentos Para Necesitados) impulsado por los diecisiete clubes Rotary de Barcelona, ha cuadruplicado su labor de servir comida caliente a familias sin recursos. La organización Rotary de Barcelona, abanderada por Albert Faus, se propone ahora abrir el octavo comedor social ante el incremento de padres e hijos que solicitan comer caliente, por lo menos, una vez al día.
Los rotarios cuentan ya con siete centros sociales a los que 40 voluntarios de «la Caixa» distribuyen menús que cocinan gratuitamente un total de 25 hoteles de Barcelona. Los beneficiarios de esta dieta, que engloba un primer plato, un segundo, pan y postre, son niños, personas mayores, inmigrantes y familias completas que no ingresan ni un euro en sus bolsillos. El Ayuntamiento de Barcelona asesora para garantizar sanitariamente los alimentos que, gracias a contenedores isotérmicos, se mantienen a 65 grados para que no entren bacterias.
La coordinadora de voluntarios de «la Caixa», Cristina Marsal, aclara que «los rotarios son como los socios capitalistas y nosotros somos la mano de obra». Y es que cada día tres parejas, miembros del voluntariado, recogen tres furgonetas fijas y una cuarta para viajes esporádicos del parking que cede la Fundación RACC para ir en busca de los alimentos y llevarlos a los destinatarios. Meroil apoya esta iniciativa con la gasolina. Unos vehículos, segurados por FIAT también de forma altruista, que fueron comprados por los socios rotarios, «la Caixa», el FC Barcelona y Mango.
Para abastecer los comedores sociales se necesita de la colaboración de todos. Merche Rodriguez, coordinadora de El Gregal, que abrió sus puertas en noviembre del 2014, asegura que gracias al Proyecto ALPAN «más de 50 niños de 12 años que van al Instituto pueden comer, sin que los profesores les paguen un menú y sin que los padres, que cobran 400 euros mensuales o nada, tengan que costearles 5 euros diarios para un plato de comida». Los más pequeños son un foco de atención importante del proyecto, al estar en edad de crecimiento.
El objetivo de los Clubes Rotarios de Barcelona no es otro que la relación entre sus miembros y ayudar a la comunidad. Una ayuda que para Isabel Molina, beneficiaria desde hace dos meses de esta dieta variada y nutritiva, ha sido una salvación, porque el centro social Félix de África le acogió y dio de comer, pero, sobre todo, por el afecto que recibe. Su testimonio es ilustrativo de la pobreza en Barcelona: «Tengo 54 años y ya no encajo en ningún trabajo. Mi edad es un impedimento muy grande que me ha llevado a estar cinco meses sin nada. Vivo en un piso de protección oficial y, gracias a la asistenta social que me permitió entrar al comedor, he vuelto a vivir y a recuperar las ganas de comer». Susi García, responsable del comedor Félix de África, explica que su función no consiste sólo en repartir los alimentos, sino que también se preocupa por las carencias de cada uno de los beneficiarios y por su estado de ánimo.
Las peticiones aumentan
A pesar del entusiasmo del voluntariado por solucionar muchas situaciones de pobreza en Barcelona, el párroco Joaquim Iglesias indica que cada mes tienen más gente sin ingresos, familias desestructuradas, jóvenes extranjeros y personas mayores. Ante tanta demanda, distribuir 50 menús diarios se queda justo. Desde la parroquia también se dona ropa, juguetes y alimentos. Pilar, voluntaria del centro, hace hincapié en una de las frases que oye desgraciadamente mucho: «Pilar, hoy no me pongas el segundo plato que me lo llevo para cenar».
Los voluntarios aseguran recibir más de lo que dan. El responsable de El Caliu de Horta, Josep Olivé, confirma que gran parte de los que llegan al comedor como beneficiarios acaban siendo colaboradores y también preparan la mesa o van a buscar alimentos fuera para aquellos que más lo necesitan. En la actualidad, este centro de servicio social reúne cada día a 80 personas que desayunan los días laborables, los sábados son 130 y los domingos la cifra aumenta a 200 porque el resto de centros del barrio está cerrado. Aquellos que comen cada día en El Caliu son «gente del barrio que están en la calle» pero no todo el mundo puede acceder, ya que una trabajadora social hace una criba.
El Proyecto ALPAN empezó su andadura en el comedor social Emmaús, situado en el barrio de l’Eixample, donde, además de comer, se atiende a personas mayores que viven solas y no tienen recursos, así como se ayuda a jóvenes inmigrantes para que encuentren un empleo. Cada vez son más hoteles los que se suman al Proyecto ALPAN, creado en Madrid hace 15 años. Recientemente, se han incorporado Hotel Le Méridien, Hilton, Barceló Atenea Mar, Tryp Apolo y Havana. Los 17 Clubes Rotarios de Barcelona, junto con los voluntarios de “la Caixa”, han conseguido mucho más de lo que esperaban. Hasta el punto de que el mes que viene confían abrir su iniciativa social en Badalona en el que será octavo comedor social que mantienen.
ALPAN también colabora con empresas como Casa Europastry, que dona bollería al Colegio Lestonnac de Badalona para que 500 niños puedan desayunar. La distribuidora de frutas Cultivar ofrece plátanos y el fabricante de embutidos Schara dona productos al comedor de CanPedró. El restaurante la Flauta ofrece semanalmente filetes y muslos de pollo. También reciben pescado de la Cofradía de Pescadores de Barcelona. Una encomiable cruzada ciudadana contra el hambre.
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Los clubes Rotary de Barcelona, voluntarios de «la Caixa» y 25 hoteles de la ciudad reparten a diario comida preparada en siete comedores sociales del Proyecto ALPAN
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Cien mil menús sociales
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