Doce imputados en el juicio por la caída de El Péndulo en el Tibidabo en 2010
El físcal los acusa de homicidio y lesiones por imprudencia y pide tres años y seis meses de cárcel para todos ellos
El fiscal pide penas de tres años y seis meses de prisión para los doce técnicos encargados del diseño, instalación, revisión y mantenimiento de El Péndulo, la atracción del Tibidabo que se derrumbó el 17 de julio de 2010, causando la muerte de una chica de 15 años y heridas a otros tres adolescentes, para una de las cuales el fiscal reclama medio millón de euros como indemnización por las secuelas físicas y morales padecidas. Sin embargo, no ha mantenido la acusación para José María Velasco Ribas, al considerar que no está probada su participación en los hechos.
Según el fiscal, el accidente se debió a «una cadena de errores consecutivos» en el diseño, cimentación, instalación y montaje y a un «inadecuado» mantenimiento de la atracción. Es por esto que los técnicos serán juzgados por un delito de homicidio imprudente y lesiones por imprudencia, ya que el desplome de la estructura fue debida a la rotura de los puntos de anclaje de la base del fuste de la atracción.
Fiscalía también acusa a seis empresas de ser responsables, entre ellas la italioana Far Fabri, que vendió la atracción al parque, y PATSA, la sociedad gestora de la instalación, además de al Ayuntamiento de Barcelona y otras seis compañías aseguradoras.
El juzgado de instrucción número 22 de Barcelona celebrará la primera sesión el lunes, dedicada a cuestiones previas del juicio, que se prolongará hasta el mes de marzo. Los imputados declararán la semana del 2 al 6 de febrero, mientras que los testigos lo harán entre el 9 y el 17 del mismo mes. El juicio también contará con la participación de numerosos peritos que analizaron la atracción, quienes presentarán sus informes en varias sesiones entre el 18 de febrero y el 2 de marzo.
El Péndulo, inaugurado en 2006, tenía un brazo oscilante de 25 metros de longitud situado a más de 40 metros de altura que simulaba una caída libre al vacío. Las cuatro personas sentadas en la cabina, situada en el extremo del brazo, descendían a una velocidad de 100 kilómetros por hora y tenían que soportar una fuerza de la gravedad de 4,5. A continuación, la góndola describía un movimiento pendular de unos 50 metros de recorrido. Ésta fue la primera atracción de estas características en España.