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Las verdades de Guardiola y Llach
Con esta declaración de Llach, hay que suponer que todo Senegal se pondrá en contra del proceso separatista con la ilusión de poder gozar en su país de la presencia de Lluís Llach
En esos momentos del estertor matrimonial y del decírselo todo a la cara, los catalanistas más señeros, o sea, Pep Guardiola y Lluís Llach, han abierto el baúl de las verdades y se las han lanzado al contrario en toda su crudeza: nunca me has gustado, todo(s) era(n) fingido(s), te huele el aliento. Bien es cierto que esas verdades están entre las del barquero y las de Perogrullo, lo cual no quita vinagre a la ensalada. Dice Pep Guardiola que si hubiera habido un Estado catalán él nunca hubiera jugado con la selección española, sino con la catalana. Y dice Lluis Llach que si la opción separatista no gana en las elecciones del 27 de septiembre, él se irá a vivir a Senegal. En fin, más claro aún que el titular de La Vanguardia, que le arregló convenientemente la idea que Felipe González no supo expresar con la claridad precisa, mientras le enseñaba las cartas (pero no el titular) con la mano de la maga larga. Una hazaña, la de embaucar al sevillano González.
O sea, Pep Guardiola, nacido en Santpedor, pueblo de ese hipotético Estado catalán, hubiera jugado en la selección de fútbol de su país en vez de en la del país vecino. Perogrullo sólo hubiera podido añadir a tal verdad, que, Cristiano Ronaldo, si Portugal y España fueran una, como ocurrió entre los siglos XVI y XVII, jugaría bajo los designios del marquesado de Del Bosque. Quién podría reprocharle ahora a Pep, o a cualquier otro futbolista catalán, que hubiera donado su gran versión del rondo al equipo de fútbol de su país en vez de al país vecino… Pero Pep nació en España y se ha ido a ejercer a Alemania, lo contrario que Carlos I, que nació en el Sacro Imperio Romano Germánico y vino a ejercer a España.
Y la verdad de Lluis Llach es clavadita a las del barquero, que pasaba gratis a un estudiante de una orilla a la otra del río si le decía tres verdades, la de que más vale pan duro que ninguno, más vale zapato malo que pie descalzo y, la tercera, también de Perogrullo, si a todos les propone el mismo negocio, «dime, barquero, ¿qué haces aquí?». Con esta declaración de Llach, hay que suponer que todo Senegal se pondrá en contra del proceso separatista con la ilusión de poder gozar en su país de la presencia de Lluís Llach, que volvería a llenar de cerillas encendidas los estadios senegaleses en inolvidables conciertos.