El Constitucional sobre aguas turbulentas

En medio de las aguas revueltas y hasta tormentosas que azotan ante el 27-S, los rumores sobre un fallo del Tribunal Constitucional al recurso interpuesto hace ya casi cinco años contra la prohibición de las corridas de toros, se han disparado. Raro es quien no te avisa de que la sentencia del TC está próxima, mientras oficialmente en el Constitucional sigue el hermetismo que en este asunto se ha mantenido desde hace un lustro.

Si hace unas semanas cualquiera te avisaba de que la sentencia que puede devolver los toros a Cataluña saldría en los primeros días de septiembre, ahora algunos hasta se atreven a dar la fecha: el 28-S, el día después de las elecciones autonómicas. Y la romuorología no ha parado en todo el verano: que si Matilla ya tenía cartel para la Merced, que si Matilla se retiraba de la posible gestión de la Monumental, que si se busca empresario... Rumores, rumores, pero de quien tiene que decir algo, además del Tribunal Constitucional, ni pío. O sea, que la propiedad de la plaza, que Pedro Balañá -el hijo de don Pedro- sigue en silencio, en ese silencio que él y su familia tan pocas veces han roto en los últimos años, en los años en los que precisamente se gestó el puntillazo a las corridas de toros.

A pocas fechas de la Diada más caliente, ante una campaña electoral que se prevé al rojo vivo, lo cierto es que el TC sigue también en silencio, como Balañá, que sus últimas palabras sobre este asunto fueron casualmente el día en que se celebró la última corrida en el coso monumental, el 25 de septiembre de 2011: “Al año que viene habrá toros”, dijo profético y enigmático a la vez, pues aquella frase nadie la supo ni se atrevió a interpretar y quedó como en el limbo de una esperanza que cuatro años más tarde sigue pendiente.

En medio de las aguas revueltas y hasta tormentosas que azotan ante el 27-S...