parece mentira
Karmele y Llach
El independentismo que se creía el ombligo de la civilización asiste perplejo a la indiferencia e irrelevancia no ya internacional sino, cada vez más, en su propia casa: España
Karmele Marchante junto a Lluis Llach, Dani Rovira -el de Ocho apellidos vascos- denunciando que la ANC le instrumentaliza, el Presidente de la ANC, que pobrecillo se llama Sánchez -y ya se sabe que eso de ser charnego no está bien visto entre los suyos- pide la independencia express, el Conseller Gordó que avanza a marchas forzadas a la invasión de Valencia y Mallorca al estilo de los Monty Phyton… Y eso que aún no estamos en septiembre.
A un mes y dos días de su día D parece que más que desembarco de Normandía lo que el separatismo va a perpetrar es un naufragio por fuego amigo. Y encima va Tsipras, el amigo ideológico-programático del candidato Romeva, y convoca elecciones en Grecia para el mismo 27, que mal gusto y que poca sensibilidad con Itaca con la griega que esta es.
«El món ja no ens mira». El independentismo que se creía el ombligo de la civilización asiste perplejo a la indiferencia e irrelevancia no ya internacional sino, cada vez más, en su propia casa: España. Ni las cancillerías ni las agencias de raiting ya apuestan por la independencia. Ahora la pregunta es: ¿Cómo se reconstruirá el daño? ¿Harán falta nuevas elecciones? Eso es todo.
A cada parado que desaparece de la EPA cae el separatismo, a cada empresa que se crea cae el separatismo y a cada remesa de turistas que llega nueva cae el separatismo. ¿Por qué?
Durante el invierno de la crisis, entre 2010 y 2014 el independentismo subió como forma de respuesta a la crisis. Era el populismo a la catalana. Lo que representa Beppe Grillo en Italia, Donald Trump en USA, Siritza en Grecia, la UKIP en el Reino Unido o el Frente Nacional en Francia en Catalunya lo representa el separatismo, o sea, una vía express -y por lo demás imposible- de resolver un problema desesperante como es la falta de presente y de futuro para ti y tus hijos.
Ahora, la caída se ha frenado, la recuperación es lenta y además salimos todos de los crisis más endeudados y más escépticos… pero para algunos quizás hay presente y expectativa de futuro para sus hijos. En estas circunstancias la desesperación de los que hace unos meses veían la desgracia de todos (la crisis) como una oportunidad para ellos (la independencia) ahora, desesperanzados y desesperados, incrementarán el griterío, el esperpento y el vocerío.
El 11 asistiremos a un autosepelio previo al fin que dictaminarán, muy previsiblemente, las urnas el 27.
Ya falta poco.