Las hordas, mejor ante los jueces

Finalmente, un torero lleva ante los tribunales a un antitaurino. Tarde, pero hay que esperar que esto signifique de una vez poner las cosas en su sitio y aplicar la ley -¡qué extraño, verdad!- a quienes desde la impunidad más absoluta llevan años agrediendo con insultos e injurias a los aficionados que acuden a una plaza de toros.

Morante de la Puebla pide al conocido activista Peter Janssen que se retracte de los acusaciones e insultos que el sujeto le propinó en el mismo ruedo de la plaza de Palma de Mallorca durante la corrida celebrada el pasado día 7, de lo contrario advierte de la presentación de una querella criminal en la que se pedirá una indemnización de 100.000 euros.

El pasado mes de enero, una horda de antitaurinos intentó por la fuerza bruta reventar el II Congreso Taurino de Cataluña que se celebraba en el centro cultural de Hospitalet y los organizadores, los jóvenes de la Union de Taurinos y Aficionados de Cataluña (Utyac), no dudaron en denunciar y al final la Justicia condenó a los «angelitos».

Si en todo el triste proceso vivido durante años en Cataluña cada ataque hubiera tenido la respuesta del sector llevando ante el juez las agresiones, otro gallo hubiese cantado. Mantengo que estos activistas antitaurinos son el brazo violento de un cultivo político, algo que se gestó en Cataluña y que ahora se reproduce a velocidad meteórica en toda España. Y si a cada ataque a un aficionado, el sector silente hubiera actuado como ahora ha hecho Morante...

En la pasada feria valenciana de Fallas, una señora que acudía a la plaza recibió una pedrada de uno de estos «pacifistas» y honradamente creí que tanto la empresa como los diestros actuantes aquel día -Finito, El Juli y Perera- denunciarían el hecho, porque en definitiva la agresión iba contra sus intereses. Pues no, y hasta la fecha. Morante ha hecho lo que debería ser normal: ante una acción antitaurina, la reacción ante la Justicia. Puede ser el primer paso ante la unión que precisa el sector para defender la Fiesta y a sus aficionados, los que la mantienen.