el oasis catalán
Teclado
Para el nacionalismo catalán todo ha de ser “propio”. Es decir, genuino. O sea, catalán y no español
Sabida es la obsesión del nacionalismo catalán por lo “propio”. En efecto, para el nacionalismo catalán todo ha de ser “propio”. Es decir, genuino. O sea, catalán y no español. ¿O es que lo español no es una manifestación impropia –extraña, ajena- en Cataluña? Los ejemplos sobran: lengua propia, historia propia, cultura propia, arte propio, modo de ser propio, gastronomía propia, Iglesia propia, dominio de Internet propio y, como no podía ser de otra manera en un mundo dominado por la informática, teclado de ordenador propio. En el teclado propio catalán sobra la “ñ” y falta la “ny” y la “l•l”. Dicho y hecho. En un abrir y cerrar de ojos, usted puede nacionalizar el teclado de su ordenador. Me explico. Previo pago de 9, 90 euros, usted puede llevarse a casa o a la oficina un pequeño paquete de cartón –keycat es su nombre- en donde encontrará dos pegatinas (una “ny” y una “l•l”, con las cuatro barras por supuesto) que adherirá, respectivamente, encima de la “ñ” y del signo “mayor que” y “menor que” del teclado español. Por lo demás, el paquete incluye también un programa que instala el nuevo teclado. Misión cumplida. ¿Qué misión? En palabras de los promotores del invento: “Un país, una lengua, un teclado”. El desarrollo de la idea: “los catalanes hablamos, pensamos, soñamos, leemos y escribimos en catalán” y “no podemos proyectarnos al mundo con instrumentos que no son propios de nuestra cultura como los teclados informáticos que utilizamos actualmente”.
Como sucede en la Cataluña nacionalista, el teclado –como ocurre con el Barça- es más que un teclado. Anoten: una manera de negar y substituir lo español atribuyéndole el estatuto de impropio; una forma de expresar el carácter excluyente del nacionalismo catalán (“un país, una lengua, un teclado”); un negocio que vende sentimientos (la primera edición del paquete es de 1714 unidades: aquí se aprovecha todo). El teclado catalán está destinado a formar parte del Museo Nacional del Kitsch de Catalunya. Miles de objetos.