los martes, toros

Que sea el último sin toros

Cinco temporadas ya con La Monumental cerrada. Cinco primaveras, cinco veranos sin toros. Y ya es hora de que esto cambie

ángel gonzález abad

Cinco temporadas ya con La Monumental cerrada. Cinco primaveras, cinco veranos sin toros. Y ya es hora de que esto cambie. Este tsunami antitaurino que se sufre en toda España, lo padecieron mucho antes, y durante muchos años, los aficionados catalanes, esos que mantienen la llama de la Fiesta, esos que sueñan con volver a ocupar un tendido y presenciar una corrida de toros en su tierra. Esos mismos que ahora emigran para ver toros. En estos meses de verano, cuando la temporada está en su máximo apogeo, en cualquier plaza aparece un catalán, un hombre dispuesto a defender la Tauromaquia en cualquier parte como la defiende en su Cataluña. Un hombre, que al final son muchos, dispuesto a partirse el alma por su pasión, dispuesto a seguir luchando por su libertad y la de todos los aficionados del mundo.

Y mientras se suceden las ferias en plazas importantes, mientras hasta el pueblo más pequeño organiza sus festejos taurinos como base de sus fiestas, mientras el sector que sustenta el segundo espectáculo de masas de España mantiene un desconcertante silencio, mientras tanto, La Monumental sigue con un candado.

La Monumental cerrada, pero no la actividad. Hasta se repite el milagro que de esta tierra sigan saliendo chavales que quieran ser toreros. Se acaban de cumplir los 25 años de alternativa de un torero catalán, Ángel Lería se doctoró el 12 de agosto de 1990 de manos de Víctor Mendes y ante Joselito, y ahora es uno de los muchos que luchan en la trinchera por darle la vuelta a la sinrazón de la abolición. Ángel Lería como ejemplo de los muchos diestros que Cataluña ha dado a la Fiesta, en una celebración que bien pudiera considerarse como un testigo hacia esos muchachos que se afanan en ser toreros. Uno de ellos, Antonio Cuadra, suma sus tardes con triunfos; el último el pasado fin de semana en la plaza francesa de Béziers.

Pasa el verano y todos con la vista puesta en el Tribunal Constitucional por si tuviera a bien dictar de una vez sentencia sobre el recurso a la prohibición. Cinco años son muchos años y este debería ser el último sin toros.

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