punto de fuga

Ni un García en el «prusés»

Al patriota Romeva le han desaparecido los García mientras entrenaba en el gimnasio con su padrino y benefactor, el del tres por ciento, el asalto al Palau y las sedes embargadas

josé garcía domínguez

Al patriota Romeva le pasa como al gran Manolo Escobar en su día. Al de Almería es universal fama que le robaron el carro una noche mientras dormía. Y al patriota Romeva le han desaparecido los García mientras entrenaba en el gimnasio con su padrino y benefactor, el del tres por ciento, el asalto al Palau y las sedes embargadas. De ahí que por mucho que uno busque y rebusque en la lista que se dice unitaria, no aparezca un García no por asomo. Como en botica, en esa candidatura que encabeza el muy vistoso testaferro Romeva hay de todo, de todo menos un García. Ausencia que acaso pudiera considerarse asunto baladí si no fuera por el pequeño detalle de que justamente ese, García, resulta ser el apellido más numeroso entre la población catalana. Y de largo.

Nada nuevo bajo el sol, por lo demás. Repárese, si no, en otra evidencia empírica en absoluto azarosa, a saber, del total de diputados autonómicos de CDC únicamente consta un solitario Fernández, Fernández Teixidó por más señas. Así las cosas, excluido el “outlayer” Teixidó, ningún tribuno electo en la candidatura de Mas poseía como primer apellido alguno de los ocho más frecuentes en Cataluña. Ni uno solo, pues, respondía por García, Martínez, López, Sánchez, Rodríguez, Fernández, Pérez o González. ¿Existirá alguna nación en el mundo todo donde se reproduzca idéntico “apartheid” patronímico nada menos que en el mismísimo parlamento? Ni en la corte comunista de Corea del Norte, sospecho, debe ocurrir algo lejanamente parejo. ¿A qué extrañarse entonces de que la estampa de ese pobre charnego agradecido, el figurante de Súmate cuyo apellido he conseguido ignorar, recuerde tanto a aquellos procurador saharauis, los del turbante y la chilaba, que siempre daban una nota de color en las monocordes Cortes franquistas? Catalán, se decía en tiempos, es cualquiera que viva y trabaje en Cataluña. Ser diputado catalanista, en cambio, parece que requiere una tercera condición añadida: abjurar de los García. Ah, la trastienda del “prusés”.

Ni un García en el «prusés»

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