los martes, toros
Aprender del pasado
Como en Cataluña durante los años de acoso a la Fiesta, las figuras del toreo, los ganaderos y los empresarios miran hacia otro lado
Las nuevas mayorías surgidas de las pasadas elecciones autonómicas y locales están sembrando de mociones antitaurinas la geografía española. No se trata de aplicar una ideología en favor de la defensa de los animales, los toros son simplemente una moneda de cambio político, un instrumento más para hacer populismo.
La Fiesta, el toro, vuelve a ser la excusa. Aquí y ahora un mismo partido pasa de ser partidario de las corridas de toros a furibundo enemigo en tan solo unos kilómetros. El ejemplo de Bildu en San Sebastián es quizás el más claro. Erradicaron la feria del coso de Illumbe y ahora que gobiernan Pamplona no solo aplauden todo lo que de simbología taurina conllevan los sanfermines, sino que el alcalde bildutarra se viste de chaqué y chistera para presidir la corrida de toros del día del santo.
El ejemplo de Cataluña, la reacción puramente política, se extiende ante la mirada silente de todo el sector. Como en Cataluña durante los años de acoso a la Fiesta, las figuras del toreo, los ganaderos y los empresarios miran hacia otro lado, como si la cosa no fuera con ellos.
El mal ejemplo dado entonces lamentablemente parece repetirse, y las mociones contra las ferias son cada vez más frecuentes. Las plataformas radicales imponen a sus socios, normalmente el PSOE, la supresión de las corridas de toros, y sus socios, normalmente el PSOE, pasan a vender la Fiesta por un puñado de monedas, por la vara de mando de tal o cual ayuntamiento.
Aquí quedó demostrada la gran mentira política del antitaurinismo, la misma que ahora se repite. Nadie tiene en cuenta a los aficionados, sean o no mayoría, porque a nadie le importa nada todo lo que no vaya más allá de sus propios intereses políticos.
Todo lo que sucedió aquí se está repitiendo en muchos lugares a una velocidad vertiginosa. De lo que pasó en Cataluña solo toman nota los que atacan la Fiesta, cuando la solución a los problemas de hoy están precisamente en echar una mirada al pasado. El sector taurino debería aprender de una vez