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Logística del átomo
Los bits, a diferencia de los átomos, carecen de masa y no se declaran en las aduanas; no saben de fronteras y su tiempo de entrega, aunque den la vuelta al mundo, es cuestión de microsegundos
Nicholas Negroponte, que fue uno de los principales divulgadores de la era digital, estableció hace la intemerata de veinte años la diferencia fundamental entre el transporte de átomos y de bits. El comercio mundial ha consistido tradicionalmente en el intercambio de átomos y, hoy en día, aunque compremos a través de procedimientos digitales (e-commerce) esperamos recibir en casa y en buen estado los átomos de los productos adquiridos. Los militares, el mundo académico y luego el financiero fueron los primeros en utilizar los bits para trabajar de forma global. Ahora lo hacemos todos. La transformación de átomos a bits ha sido irrevocable en el mundo de los contenidos, sea música, cine, literatura o noticias. Acceder a esos contenidos no requiere de materialización atómica y por eso es más fácil su transporte digital, su transmisión.
Los bits, a diferencia de los átomos, carecen de masa y no se declaran en las aduanas; no saben de fronteras y su tiempo de entrega, aunque den la vuelta al mundo, es cuestión de microsegundos. Por el contrario, los átomos se transportan lenta y costosamente gastando en comparación una infinidad de energía. Por eso la logística se ha convertido en una actividad estratégica y crucial para todos los sectores, pues facilita la reducción de costes y la optimización de recursos.
Átromos y bits confluyen de manera más clara en el e-commerce. En 2014, la logística del reparto de mercancías compradas de forma electrónicamente se disparó un 24%. El incremento de la carga aérea en El Prat también es culpa, en buena parte, del fenómeno del comercio electrónico, sobre todo en moda. El Salón Internacional de la Logística (SIL) que ayer se inauguró en Barcelona es una buena muestra de la pujanza de un sector que se enfrenta al reto de redefinirse en las ciudades que aspiran a gestionarse de forma inteligente, sostenible y confortable para sus habitantes.
Las ciudades y los operadores logísticos tienen pendiente la resolución de los problemas derivados del reparto urbano de mercancías, con la creación de nodos y redes inteligentes de transporte donde las nuevas tecnologías (otra vez los bits) van a jugar un papel fundamental. De ahí que el concepto de Smart Logistics protagonice una de las novedades del SIL de este año. En ese sentido, por ejemplo, Saba proyecta convertir sus aparcamientos en centros de reparto de proximidad con vehículos eléctricos y de recogida del e-commerce durante las 24 horas. Una idea que convertiría la logística del átomo en una actividad limpia y Smart.