Como si

Hans Vaihinger es un filósofo -a caballo entre el XIX y el XX- de notoriedad modesta gracias a su «filosofía del como si», también conocida como «ficcionalismo». Para el pensador alemán , el hombre crea a su medida una serie de ficciones con el objetivo de adecuar el mundo a sus necesidades y propósitos. En resumen, el hombre actúa «como si» la ficción y la ilusión fueran reales. Hans Vaihinger puede considerarse como el filósofo de cabecera del nacionalismo catalán.

El nacionalismo catalán actúa como si existiera el derecho a decidir, como si el resultado de las municipales no le afectara negativamente, como si el ciudadano estuviera deseando el advenimiento del Estado catalán, como si las elecciones del 27-S fueran plebiscitarias y la Unión Europea estuviera por la labor, como si la independencia de Cataluña trajera bienestar y progreso. No es así: el derecho a decir no existe y la comunidad internacional hace oídos sordos a la reivindicación soberanista; en las municipales el soberanismo consigue el 30 por ciento del censo; las encuestas muestran que el Estado catalán no es prioridad ciudadana; las elecciones del 27-S serán autonómicas; el retroceso de la inversión extranjera en Cataluña evidencia que la independencia no mantiene buenas relaciones con el crecimiento económico. Todo eso da igual.

El «como si» y el «ficcionalismo» se imponen. El nacionalismo catalán construye su mundo y en él se instala. ¿Que el deseo no encaja con la realidad? La culpa es de la realidad. Preguntas. Artur Mas, ¿cree en la quimera que ha construido o está atrapado en la misma? ¿Se comporta como si -¡otra vez el «como si»!- el proceso estuviera vivo sabiendo que ha entrado en la fase agónica y se lo jugará todo a la carta del 27-S con una candidatura transversal que oculte esa marca perdedora que es Convergència? ¿ERC y la CUP confían en un Artur Mas que podría buscar excusas para aplazar las autonómicas de septiembre y así retrasar el batacazo «nacional» y personal que le aguarda?