Giuliani en Badalona

La inmigración entra en campaña gracias al lema «Limpiando Badalona» de García Albiol. Y, también, gracias a una izquierda soi disant progresista siempre dispuesta -desde una supuesta superioridad moral: todo un clásico- a afear la conducta de la derecha. ¿A quién se refiere García Albiol? Reconozcamos que la frase es ambigua. Una ambigüedad buscada. Reconozcamos que puede referirse a los emigrantes en general o a los incívicos con independencia de su origen. Pero, ¿por qué no pensar que trata de actos y actitudes individuales y no de colectivos nacionales o extranjeros? Hipótesis que vendría avalada por dos lemas de la campaña de García Albiol: «Mismos derechos, mismas obligaciones» y «Poniendo orden». Pregunta: ¿quién no está de acuerdo con lo que expresan estos lemas?

Alguien dirá que, a pesar de todo, el candidato raya la xenofobia electoralista y que la ambigüedad calculada del primer lema es un escudo protector frente cualquier denuncia por presunto odio racial. Pero, también se puede argumentar que García Albiol es un político resolutivo que desea combatir el incivismo venga de donde venga y habla con cautela habida cuenta de la corrección política reinante por estos pagos. En este sentido, podría decirse que el candidato sería un practicante de la llamada «Teoría de las ventanas rotas» de los sociólogos George L. Kelling y Catherine Coles. Nuestros sociólogos, en el ensayo Arreglando ventanas rotas (1996), explican su idea en los siguientes términos: «consideren un edificio con una ventana rota. Si la ventana no se repara, los vándalos tenderán a romper unas cuantas más. Finalmente, quizás hasta irrumpan en el edificio; y, si está abandonado, es posible que lo ocupen ellos…. consideren una acera o un banco público: se acumula algo de basura; pronto, más basura se va acumulando». En Nueva York, el alcalde republicano Rudolph Giuliani adoptó la teoría de las ventanas rotas a través de los programas «tolerancia cero» y «calidad de vida». Nadie le trató de xenófobo.