Un canon de la escultura española contemporánea
La galería Marlborough compone un itinerario estético con veinticuatro artistas del último siglo
La escultura contemporánea española –como material y como monumento- emerge a primeros de siglo XX con un artista poco divulgado: Paco Durrio (1868-1940). Como explica Kosme de Barañano, comisario de la exposición «Escultura española s. XX-XXI», Durrio fue albacea testamentario de Paul Gauguin y la persona que en 1901 acoge a un Picasso recién llegado a París: «Enlace entre el XIX y el XX, cede su taller y le enseña el oficio cerámico y de fundidor de bronce».
La escultura española, añade, «es una escultura de pintores, desde Picasso, cuya obra gráfica (tres ejemplos en la exposición) muestra esa inquietud del artista por el trabajo del escultor. De esta estela de la pintura hacia la tridimensionalidad, hacia el volumen exento, arrancan además de Miró, otros pintores como Clavé (excelente su ‘Guerrier Attache’ de 1965), Tàpies, López, Valdés e incluso Barceló».
A partir de Durrio, con su cerámica «Eva», la exposición compone un itinerario con las obras de Julio González, Pablo Gargallo, Joan Miró y otro ilustre desconocido como José de Creeft (1884-1982) del que podemos admirar su espectacular «Picador» (1925), pieza precursora del «arte povera» realizada con los desechos de una chimenea. En esa línea se sitúa el «Profeta» de Gargallo (1933). La obra de De Creeft, tan admirado en los Estados Unidos como ignorado en España, se completa con sus piezas de plomo «Orchidee» (1919) y «Creature Fragment» (1927), la terracota «Harlem Girl» (1940) y el ensamblaje «Snake Head» (1958).
En la segunda mitad de siglo XX la escultura española se internacionaliza con Eduardo Chillida y Antonio Tàpies, que abren paso a Antoni Clavé, Pablo Palazuelo, Martín Chirino, Andreu Alfaro y Antonio López. El mercado internacional deviene en el medio natural de las nuevas generaciones: de Manolo Valdés a David Rodríguez Caballero, pasando por Jaume Plensa, Cristina Iglesias o Koldo Jauregui.
En esta antológica, que podrá verse hasta el 9 de mayo en la galería Marlborough (Enric Granados, 68), no están, como advierte Kosme de Barañano, “muchos nombres conocidos de las autonomías y de las vanguardias subvencionadas, pero representa un buen y espléndido conjunto de nombres en la historia de la escultura española del siglo XX y del XXI”.