Cesc Gay se estrena en el teatro con «Els veïns de dalt»
El cineasta dirige en el Romea una «comedia trepidante»
Cesc Gay da el salto al teatro. Otros cineastas también han debutado en la escena hace poco como Joaquín Oristrell con «Tots fem comèdia» y Agustí Villaronga con «El Testamento de María». Gay llega al escenario del Romea como autor y director de «Els veïns de dalt», una comedia trepidante. «El cine es una cosa muy lenta en la que tienes que poner de acuerdo con mucha gente —reflexiona el director de películas de éxito como «En la ciudad» o «Una pistola en cada mano»—. En cambio, el teatro te permite una intimidad y una complicidad que me gustan mucho». Su primera experiencia parece muy positiva: «Si todo va bien, continuaré con el teatro».
Pere Arquillué es la pareja, en esta ficción, de Ágata Roca. «Hace mucho tiempo que no hago una comedia», desvela Arquillué que creyó que Gay le llamaba para hacer una película . Por su parte, Ágata Roca (mujer en la vida real de Gay) reconoce que «es una obra muy diferente a sus películas ; es una comedia frenética que habla de la realidad de una pareja que no está en el mejor momento de su vida».
«Habla de lo mejor y de lo peor de la pareja. La chispa que me sirvió para inspirarme fueron unos vecinos que tuve; siempre utilizo cosas cercanas para escribir». Gay que tenía ganas de crear un texto sin transiciones. «El reto es que la historia va increscendo. Los cuatro intérpretes se dejan la piel, no pueden ni deben parar… Es como una partitura».
La otra pareja, la de los vecinos de arriba, está compuesta por Nora Navas (Pa Negre) y Jordi Rico. «Lo más difícil ha sido contenerse; no te podías desbordar porque entonces no funcionaba». Pregunta inevitable: ¿«Els veins de dalt» podría saltar al cine ? Gay cree que no, «pero nunca se sabe. Tengo conocimiento que mi película “Una pistola en cada mano” se ha llevado al teatro en Brasil y en República Dominicana».
Historias frescas y cercanas, ese es el secreto del éxito de este cineasta que debuta en el teatro con una comedia de alto voltaje. Como último apunte, Borja Sitjá, director del Romea desvela que cuando leyó la obra pensó que hacía mucho tiempo que no se reía tanto.
