el oasis catalán

Acoso

¿El objetivo del nacionalismo? Que el Estado reaccione para así desatar la retórica de una Cataluña acosada cuya única salida es la independencia

miquel porta perales

Sostiene el nacionalismo catalán que Cataluña está sometida a un proceso de acoso. El instrumento: la recentralización y las sentencias del Tribunal Constitucional. ¿Cómo reacciona la Generalitat cuando se presenta recurso de inconstitucionalidad contra la Ley de Acción Exterior de Cataluña?

Todos a una: ¡la «recentralización» de un Estado que manifiesta «una obsesión patológica por residualizar Cataluña» e «intenta poner al pueblo de Cataluña dentro de una jaula»! ¿Que cualquier Estado funciona de acuerdo al principio de unidad de acción exterior, lealtad institucional y coordinación? Eso no cuenta. ¿O es que Cataluña no tiene derecho a ser un actor internacional que disponga de servicio exterior propio?

Sin tapujos ni circunloquios ni enredos: no. Pero, el padre severo -inasequible al desaliento-, persevera. ¿Qué ocurre cuando el Tribunal Constitucional señala -por unanimidad- que el Síndic de Greuges no puede constituirse como Autoridad Catalana para la Prevención de la Tortura? Todos a una: «¡la recentralización española que no cesa!» ¿Que una Comunidad Autónoma no puede firmar ni garantizar el cumplimento de tratados internacionales que son competencia del Estado? Eso tampoco cuenta. Oigan: Cataluña es Cataluña. Tan graves es la situación -añadan la «recentralización» en materia de educación, horarios comerciales, consumo, unidad de mercado, tasas o el BOE frente al DOGC- que la Generalitat estudia la posibilidad de elaborar un libro negro de la recentralización española que, según el portavoz del Govern, será prolijo».

Veamos. ¿Existe la «recentralización»? Lo que sí hay es la respuesta del Estado a un nacionalismo que -de forma consciente- incumple la ley. ¿El objetivo del nacionalismo? Que el Estado reaccione para así desatar la retórica de una Cataluña acosada cuya «única salida para poder vivir mejor» y transformarse en «un país próspero y justo» es la independencia. Si quieren que les diga la verdad, yo sí que me siento acosado por la ficción nacionalista.

Acoso

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