barcelona al día
Swanson David Fernández y Connery Puigcorbé
Justificaba su acto con la sorprendente frase de «este Parlamento no nos representa»; es una confusión casi pueril, pues Fernández ha de saber que él es representante, y no representado
Al ver bajar ayer a David Fernández, la cabeza visible de la CUP, por las escaleras del Parlament, uno podía confundirlo con Gloria Swanson cuando las bajaba en «El crepúsculo de los dioses». Como también se le confundió con Rita Hayworth en «Gilda» cuando se quitó el sandalión para cantarle el temazo a Rodrigo Rato. Él y los suyos se fueron del pleno en protesta por la sentencia del Tribunal Supremo de condenar a los cabecillas de los sucesos de junio de 2011, lo cual entra dentro de lo razonable (que abandonaran el pleno, me refiero, que la sentencia la razona el Supremo).
Pero, con lo que más se confundía David Fernández no era con Swanson o Hayworth, sino con su idea de sí mismo, pues justificaba su acto con la sorprendente frase de «este Parlamento no nos representa»; es una confusión casi pueril, pues Fernández ha de saber que él es representante, y no representado. Una pequeña cuestión de matiz que ni siquiera la agranda la opinión que sobre esa sentencia tiene Ada Colau, candidata nada menos que a la alcaldía de Barcelona por antes Ganemos y ahora Barcelona en Común. Dice la posible alcaldesa que esa sentencia del Supremo «desvirtúa de manera peligrosa el sentido de la crítica ciudadana y vulnera derechos elementales»…
Supongo que todo el mundo ha podido ver las imágenes de aquella «crítica ciudadana» y la manera de ejercer esos «derechos fundamentales», cuando los parlamentarios catalanes fueron vapuleados al ir a ejercer su derecho a ocupar el escaño. Pequeños matices que nos sugieren la vida fácil que nos proporcionaría a los barceloneses una alcaldesa con ese sentido de la crítica ciudadana y de los derechos elementales, una especie de Daryl Hannah sin parche en «Kill Bill».
En fin, con Gloria Swanson, con Rita Hayworth, con Daryl Hannah y, ahora, con ese Sean Connery en el que quiere convertir Albert Bosch al actor de comedia Juanjo Puigcorbé, más que «proceso» lo que parece esto es procesión, y por la alfombra roja del Dorothy Chandler Pavillion. Lo que no está claro es lo que pretende llamarse a sí mismo Albert Bosch cuando considera a Puigcorbé un Sean Connery, si el jefe «M» o si Miss Moneypenny. Menudo tripartito para la alcaldía con Ada Colau, los 007 y el convergente ambivalente Xavier Trias, el de que sí, que no y que quizás. Que no digo yo que me lo mejores, no…, iguálamelo.