tribuna abierta
Proceso caníbal
Está claro que el proceso independentista finalmente, después de años de espejismo mediático, se ha convertido en un proceso caníbal, que ha devorado a sus hijos. Buen provecho
El “procés” independentista, lejos de ir por la autopista diseñada desde el Consell Assessor de la Transició Nacional, ha entrado en un pedregal del que difícilmente ninguna fuerza nacionalista saldrá indemne.
Ni decir tiene que los tumbos de declaraciones y contradeclaraciones de Artur Mas, Quico Homs y Josep Rull son dignos de La Codorniz de los mejores tiempos; pero lo mejor de todo es que, después de décadas de conllevancia, se va a llevar por delante la coalición Convergència Democràtica y Unió Democràtica. Las costuras de la coalición ya no dan más de sí y, finalmente, se romperá para que cada una lleve un camino coherente y en solitario, donde midan electoralmente frente a frente sus miserias.
El PSC ha vivido un proceso paralelo al de CiU. Por fin se ha puesto de relieve que el PSC también era, en realidad, una coalición entre dos pulsiones: la del PSOE y la del nacionalismo catalanista progre. También durante 30 años han conseguido simular que era un solo partido de dos almas, cuando en realidad eran dos cuerpos unidos por el sólido y sórdido cemento del poder las vicarías alcanzadas en el mundo municipal. El funambulismo socialista cayó al vacío sin red después de cruzar el cable de dos fracasados gobiernos tripartitos. Y el funambulismo ya ha dado paso al disparatado espectáculo del Augusto, donde la catástrofe siempre está asegurada.
Iniciativa per Catalunya-Els Verds con su seguidismo ha conseguido desconcertar y alejar a su militancia y votantes. La impostura del dúo Herrera-Camats quienes han querido ser los más nacionalistas y, a la vez, los más sociales no ha dado resultado. Para más nacionalista había otros y, está claro, nadie con sensibilidad social de izquierdas ha entendido que se subieran al caballo desbocado del nacionalismo para dejar de hablar del desempleo y de la pobreza infantil y consentir la privatización de la sanidad y de los recortes en enseñanza pública que se han aplicado en Cataluña durante el “procés”.
La CUP, que entró en el Parlament de Cataluña como la fuerza antisistema, saldrá con el merecido premio a la fuerza más doméstica y domesticada del Parlament de esta legislatura. Las impagables instantáneas del “abrazo del oso” que dio Artur Mas a su líder David Fernández el 9 de noviembre convirtió al tigre “alternativo” de la CUP en un simpático gatito que se deja acariciar. También las fotografías de las miradas enamoradas de David Fernández con Jordi Pujol y el jugueteo con el imputado Oriol Pujol, en el Camp Nou en el infame “Concert per la llibertat” no le dan precisamente la pátina de fuerza radical dispuesta a hacer frente a la corrupción. La CUP tuvo zapatilla para Rodrigo Rato, pero se convirtió luego en felpudo para Artur Mas y Jordi Pujol.
ERC se subió al Dragon Khan de creer que iban a liderar el “procés” con la maestría de Oriol Junqueras que crecía día a día; pero, nuevamente, Artur Mas le robó la cartera en el último minuto y lo ha dejado ya como un líder incapaz, sin iniciativa y dócil. Ya hay voces en ERC que piden su cabeza por la torpeza de rozar la gloria con los dedos y dejarla escapar.
Está claro que el proceso independentista finalmente, después de años de espejismo mediático, se ha convertido en un proceso caníbal, que ha devorado a sus hijos. Buen provecho.
Ramon de Veciana es candidato de UPyD Catalunya a la presidencia de la Generalitat.