Pujol admitió ante la juez que no tiene «ningún papel» del supuesto legado de su padre
Reconoce que la supuestas carta de su padre en las que se acredita el legado oculto en Andorra, que no aportó como prueba, tiene un «valor relativo» porque, pese a ser manuscrita, no está firmada
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Durante su declaración de ayer ante la juez de Barcelona que investiga el patrimonio de su familia oculto en el extranjero, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, no perdió la compostura, pero tuvo que admitir ante la insistencia de la magistrada que no dispone de «ningún papel» que acredite el origen del supuesto legado de su padre, Florenci, un patrimonio que su esposa y sus siete hijos recibieron a la muerte de éste, en 1980. Además, según consta en la grabación de la declaración del expresidente a la que ha tenido acceso ABC, Jordi Pujol reconoce que la supuestas carta de su padre en las que se acredita el legado oculto en Andorra, que no aportó como prueba, tiene un «valor relativo» porque, pese a ser manuscrita, no está firmada.
«Es un escrito que no está firmado, quiero decir, tiene un valor relativo. Es un manuscrito, eso sí. No sé qué valor tiene», señaló Pujol, que explicó que esa carta está en posesión de Marta Ferrusola. Curiosamente, la matriarca del clan Pujol, a diferencia de su esposa y de sus tres hijos citados ayer tras ser imputados por fraude fiscal y blanqueo -Marta, Mireia y Pere- fue la única que no habló. Se acogió a su derecho a no declarar.
«Me desentendí»
Al final de su interrogatorio, la juez quiso aclarar si existía algún documento o certificado bancario que acreditara, cuando su padre falleció en septiembre de 1980, que existían los fondos que, según la versión de Pujol, les legó fuera de la herencia. Pujol, respondió con un «no sé», tras insistir una vez y otra vez que él desconocía cómo se repartía el legado y que ni tan siquiera sabía en que país y banco estaba depositado. «Me desentendí», reiteró. Por «miedo» a que afectara su situación política.
Pujol reveló el nombre de los primeros administradores del legado. Fueron Delfí Mateu, directivo de Banca Catalana y amigo suyo y de su padre que murió en 1994. Luego, pasó a manos del exsecretario de Presidencia de la Generalitat y primo de Pujol, Joaquim Pujol Figa, que falleció en 2004. En 1990, su hijo primogénito, Jordi Pujol ferrusola, se hizo cargo del legado en Andorra.