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El elefante de Homs

Para Homs, la lucha contra la corrupción es una simple distracción, como también debe serlo preocuparse por la creación de empleo, la seguridad de nuestras familias, la salud o la enseñanza

joan carles valero

Siempre sospeché que la «construcción nacional» emprendida por CiU desde 1980 de la mano de Jordi Pujol suponía la forja de una estructura semántica colectiva que actuaba de placebo de la felicidad. Aquel «frame» metafórico sirvió mientras se practicaba la política del «peix al cove» cuando los diputados nacionalistas apoyaban los Gobiernos de González y Aznar a cambio de competencias. Recientemente, fue sustituido por el denominado derecho a decidir, otro mantra que ha servido de preámbulo de un nuevo encuadre: las estructuras de Estado para alcanzar el paraíso emocional de la independencia prometida. En las reuniones con amigos o compañeros de oficio he podido comprobar que todo lo que se sale del marco de esas metáforas resulta inaceptable para los seguidores del esquema mental soberanista, por más datos y razonamientos que se ofrezcan. Sus cerebros no atienden más que a los «frames» mentales de referencia e ignoran hechos y argumentos por el simple hecho de ponerlos en cuestión.

Hay una explicación: los marcos mentales construidos a base de encuadrar los mensajes recibidos alcanzan la existencia material y se meten en las sinapsis de sus cerebros hasta llegar a configurarse físicamente en sus circuitos neuronales. George Lakoff lo ilustra con su célebre frase que explica los mecanismos de los marcos mentales al aconsejar que «nunca hay que discutir con el adversario utilizando su lenguaje, porque implica su marco, no el tuyo». El conseller de Presidencia, Francesc Homs, confesó ayer abiertamente que en el gobierno catalán siguen a pie juntillas el manual de Lakoff «No pienses en un elefante. Lenguaje y debate político». Homs hizo público el enfado de CiU con ERC por el cambio de opinión de la formación republicana al apoyar la petición de comparecencia del presidente Mas en la comisión de investigación parlamentaria sobre el caso Pujol. Sin sonrojarse, el portavoz del Govern reconoció que investigar la corrupción supone una distracción de lo que considera el verdadero y único debate posible: la independencia. Incluso llegó a verbalizar que con su actitud, ERC se sale del marco mental del «procés». Y eso, amigos, es pecado.

Para Homs, la lucha contra la corrupción es una simple distracción, como también debe serlo preocuparse por la creación de empleo, la seguridad de nuestras familias, la salud o la enseñanza. «Unos quieren que haya muchos otros debates y nosotros queremos centrar el debate en la independencia», llegó a confesar mientras daba esos saltitos tan habituales en él ante las cámaras y que revelan su tendencia a sentirse por encima de la audiencia. A Homs hace tiempo que le vemos su elefante.

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