el mentidero

Miedo y asco en Las Vegas secesionistas

Es muy feo reconocerlo en público, pero en privado, los convergentes siguen derrochando clasismo hacia una formación republicana que ven torpe e irresponsable

maría jesús cañizares

Sería oportuno que el asco que Oriol Junqueras dice profesar por la corrupción labrada a base de deslocalizaciones empresariales -velada alusión a Oriol Pujol y sus socios de las ITV- se hiciera extensivo a toda la familia del expresidente catalán. Evitaría así que se le acuse de relativismo delictivo, pues no tiene sentido recuperar aquel antiguo lema de ERC «manos limpias» y arremeter contra el exdirigente convergente y luego blindar a Artur Mas en la comisión de investigación sobre la evasión fiscal confesada por Jordi Pujol. O el presidente de los republicanos tiene un as en la manga o convertirse en el Sancho Panza del quijotesco Mas le va a causar más descrédito electoral que réditos patrióticos. Puestos a teorizar, creo que tanto Junqueras como el líder de CiU juegan a la carta de la desconfianza.

Es muy feo reconocerlo en público, pero en privado, los convergentes siguen derrochando clasismo hacia una formación republicana que ven torpe e irresponsable. «Hay quien hace las cosas de cualquier manera», fue la sutil puyita lanzada ayer por el mandatario catalán hacia ERC. Parece estar convencido de que podrá dominar el atolondramiento secesionista de Junqueras tras su reconciliación y, aunque todavía no han gobernado juntos, el recelo entre estos dos partidos avalará el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas.

«Nunca debimos pactar esto», admitió un alto cargo de la Generalitat tras conocer el polémico tuit en el que el Govern aludía a los acuerdos municipales CiU-ERC. En realidad los reproches iban dirigidos al hecho de que el Ejecutivo utilizara su canal oficial para hacer campaña electoral, pero a este mandamás nacionalista le traicionó el subconsciente. Por su parte, Esquerra cree que Mas acabará tirando la toalla y que no se atreverá a culminar un proceso secesionista en contra de todos los poderes fácticos que históricamente han sido sus aliados, como las cajas de ahorros, los empresarios o el Estado español. Efectivamente, no solo de los impuestos pagados y no devueltos vivirá el nuevo Estado independiente catalán. El comercio, las finanzas, los servicios sociales, las inversiones... Eso sí que es transversal y no la lista con la que CiU, refundada o no, quiere presentarse en las elecciones del 27-S. Pero las encuestas dicen que a este bipartito independentista no le queda ni el comodín del público, porque sumar, lo que se dice sumar para formar una mayoría absoluta, no suman.

Pues eso: desconfianza, miedo y asco, no en Las Vegas, como rezaba la película de Terry Gilliam, pero sí en esa llanura donde Artur Mas y Oriol Junqueras no podrán bañarse en el mismo río secesionista. El primero dice que éstos son sus últimos comicios como candidato. El segundo, que dimitirá si no hay mayoría independentista.

Miedo y asco en Las Vegas secesionistas

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