los martes, toros
La libertad de Mas
Hasta Francia se fue el bueno de Artur Mas con aires de grandeur a demostrar una vez más que Cataluña es un país oprimido por el estado Español
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, se fue el domingo a clamar libertad por las calles de París. Loable el grito del molt honorable por la libertad de expresión cuando aquí se multa a los comerciantes por rotular en castellano. No es lo mismo, claro. Pues claro que no es comparable. Y es que es más fácil predicar que dar trigo. Hasta Francia se fue el bueno de Artur Mas con aires de grandeur a demostrar una vez más que Cataluña es un país oprimido por el estado Español. Que por eso estaba allí arropado por el cariño de su ¿pueblo? Quiá, de su comitiva. Con orgullo, sí señor. Con un par.
Palabra de Mas: «En defensa de la libertad de expresión, de la libertad de manifestación y de las libertades políticas». En la necesidad de «defender tanto las libertades individuales como las colectivas», porque constituyen «un valor de civilización y un valor que nos une a todos los europeos».
No dejaría de ser una broma toda esta parafernalia de un estadista de pacotilla, si no fuera por el día y el escenario elegido, por el horror del terrorismo que ha inundado al país vecino. Pero por eso precisamente, la prudencia debió frenar los aires de grandeza del presidente catalán.
Y es que aquí hay muchas libertades cercenadas tanto individuales como colectivas. Anunciar una oferta comercial en castellano está penado por ley, lo mismo que se ha cortado de raíz la libertad de expresión cultural que por ley nacional es la Tauromaquia. Y la libertad de empresa, y la libertad colectiva de miles de aficionados a vivir su pasión sin ser estigmatizados ni apestados.
No es comparable. Pues claro, señor Mas. Claro que no es comparable, pero si de libertad hablamos, de expresión, individual o colectiva... Mire un poco lo que tiene en casa antes de levantar la voz... en Francia.