barcelona al día
La figura que faltaba en el Belén catalán
Ni por lo visto, ni por lo oído, sino por lo leído: Pablo Iglesias, el líder de “pablemos”, vino el otro día a Barcelona a montar el Belén como si no hubiera ya, aquí en Cataluña, montado uno bien gordo, con sus figuritas, sus reyecitos, sus animalillos para darle calor al niño y sus cantidades industriales de incienso y de mirra, sea lo que sea la mirra. Al ver (leer) la respuesta que al señor de la coleta, y de las coletillas, le han dado los paladines y paladinas del separatismo integrador casi le dan a uno ganas de cantar el villancico ese de “hacia el belén (de Pablo iglesias) va una burra, ring, ring…”. Lo más suave que le llaman es “salvapatrias”, y el mejor argumentario en su contra es el de que en tiempo de crisis siempre triunfan los vendedores de humo, que es exactamente el producto que llevan vendiendo los paladines y paladinas justo desde que empezó la crisis… Pero no es fácil que entre las anteojeras les quepa la idea de que el humo del politólogo, o más, tiene la misma naturaleza tóxica que el suyo. El hecho es que con un par de viajes más de Pablo Iglesias a Cataluña a repartir, a su modo, las credenciales de “casta”, y ese político íntegro, pero no elegante, que es David Fernández sentirá la tentación de cambiar de sastre, y de zapatero.
Pero, volvamos al Belén, al Belén catalán, que tiene la particularidad de que todos quieren ser “el niño”, pero escondidos en un rinconcillo del portal: “mejor ponte tú”…, “no, no, a mí me da igual ser primero que último”…, y que da la impresión de que al primero que suelte la voz con un “Noche de Paz” le caerá un garrotazo en el colodro. Ambiente navideño, con colas de autoinculpados y cuitadiños ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y con esa frase de vendedor de lápidas de Francesc Homs, el paje del Belén, con la que demuestra sus dotes de gran analista de la realidad del mundo: “la querella ha creado estupefacción en la comunidad internacional”… Como si estuviera en posesión de una nota de las cancillerías en la que se enumeraran los desperfectos emocionales, a nivel global, que ha causado la querella de la Fiscalía contra Artur Mas. Igual la próxima vez que venga Pablo Iglesias repara en ese personaje (irreparable) de Homs.