Presupuestos o campaña electoral

Tras conocer la posición de ERC ante los presupuestos de la Generalitat para el 2015 tuvimos la sensación de haber asistido al primer acto de una campaña electoral para unas elecciones que no han sido convocadas. Por mucho que parezca disgustar a algunos es el president de la Generalitat quien tiene la potestad de hacerlo, y no lo ha hecho.

ERC no presenta una enmienda a la totalidad a los presupuestos pero sí que lo ha hecho de facto a cada una de las partidas de los mismos así como a su ley de acompañamiento. ERC presume de haber hecho un ejercicio de generosidad, responsabilidad y de compromiso con el país. Es legítima esta posición, pero sus intenciones quedan más que claras cuando proponen la prórroga presupuestaria aunque contemple una ampliación de crédito para abonar las catorce pagas a los funcionarios y el coste de la recuperación de la jornada íntegra de los interinos. Y además marcan como determinante avanzar las elecciones autonómicas catalanas. De lo que estamos seguros es que Catalunya no se beneficiará si se alarga innecesariamente el debate presupuestario. Ello provocaría indefinición en las cuentas públicas y en el ámbito político y, por tanto, generaría inseguridad jurídica. Los conceptos de responsabilidad y de generosidad son contradictorios con la propuesta de no permitir al gobierno catalán que apruebe sus presupuestos. Por tanto, pueden impedir que se continúe la inversión en la L9 del metro, en propuestas concretas para la función pública y en dedicar más esfuerzos a sectores claves como la sanidad o la educación.

Es la constatación, por si había dudas, de que los republicanos dieron por finiquitado el acuerdo de legislatura tras el 9N. Resulta paradójico que pese a cumplir uno de los compromisos del acuerdo de legislatura -poner las urnas para que todos los catalanes y catalanas ejercieran su derecho a decidir-, se haya perdido la estabilidad parlamentaria.

Benet Maimí es secretario de Organización de Unió Democràtica de Catalunya.