John Elliot: «En un mundo global, no podemos quedarnos en nuestro pequeño rincón»
El historiador dialogó con su colega Enrique Ruiz-Doménec en el auditorio RBA
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Sir John Elliot dialoga con su colega Enrique Ruiz Doménec ante trescientas personas. No cabe una aguja en el auditorio de RBA. ¿Abordarán la tensa situación entre la Generalitat y el gobierno de España? se pregunta el cronista. Ambos historiadores no nombran el problema pero lo merodean con las artes del oficio. Elliott evoca su primer contacto con la sociedad catalana de posguerra. Le impactó tanto, que dedica su primer libro a la guerra dels Segadors de 1640: «La rebelión de los catalanes». Mantiene una relación entrañable con Ferran Soldevila, pero le interesa mucho más la conexión renovadora de Jaume Vicens Vives con la escuela de los Annales de Braudel.
«La mala Historia conduce al colapso espiritual», apunta Ruiz Doménec. Y Elliot lo reafirma: «Vivir el presente te brinda enfoques sobre un pasado que puede modelar el futuro». Sir Elliot nos suena ahora a T. S. Eliot... Pero retomemos el pasado que explica el presente. Cuando el historiador comienza a remover archivos, los datos que encuentra no cuadran con la película de buenos y malos que proyecta la historiografía romántica catalanista: «Pese a mi identificación con Cataluña, su historia no me convencía... Comprendo que cada sociedad necesita mitos, pero tambien necesita un historiador para descifrarla. Como Vicens Vives, me propuse desmitificar la narrativa tradicional de la historia catalana».
Son los tiempos de «La España Imperial», a la que seguirá la larga marcha biográfica del conde duque de Olivares. A la Historia en blanco y negro, Elliot subraya que la obligación del historiador «es matizar, porque el pasado es complejo». Una charla en 2014, que soslaya la coyuntura política, pero alude a los siglos XVII y XVIII. El sistema de los Austrias, señala Elliott, era una monarquía compuesta y pluralista. La Constitución del 78, tan denostada por el soberanismo catalán, «recuperó esa monarquía compuesta: una España plural como la de los Austrias».
El historiador, que aparentemente no habló de la Cataluña actual, dejó un consejo en el aire: «En un mundo global, no podemos quedarnos en nuestro pequeño rincón. Hemos de abandonar las historias de parroquia». Artur Mas, no estaba entre los presentes. Una lástima... ¡Con lo bien que le hubiera sentado esta lección de Historia!