el mentidero
Artur Mas, bajo palio
El presidente catalán ya tiene costalero, su antecesor en el cargo, José Montilla, quien ha pasado del repudio por su origen andaluz a ser vitoreado por el mundillo soberanista
Es el hombre moda con el que todos y todas quieren hacerse una foto -colas de fans en el musical «Mar i cel» el pasado viernes para acercarse a su ídolo-. Pero ¡cuidado! que los «selfies» los carga el diablo y, cuando menos lo esperas, se infiltra un «pequeño Nicolás» para neutralizar el proceso secesionista catalán. Hablo de Artur Mas, a quien imaginamos ya entrando bajo palio en el Palacio de Justicia de Cataluña.
El presidente catalán ya tiene costalero, su antecesor en el cargo, José Montilla, quien ha pasado del repudio por su origen andaluz a ser vitoreado por el mundillo soberanista. Resulta que el socialista se ha comprometido a testificar en favor del líder de CiU si la querella por el 9-N prospera. El gesto le honra y va más allá incluso que los disidentes del PSC Antoni Castells, Marina Geli y Montserrat Tura, actualmente «lost in traslation», pues dejan el partido, pero tampoco saben qué les depara el futuro. Posiblemente se conviertan en satélites de ERC, como hizo Ernest Maragall en las elecciones europeas. Porque, por sí solos, no parecen que vayan a encontrar un nicho político en ese ya de por sí atomizado arco parlamentario catalán que se avecina.
Todos quieren a Mas. También el Partido de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ALDE Party), que lamenta la acción penal dirigida contra Mas. Puede que este apoyo disuada al eurodiputado convergente Ramon Tremosa de abandonar el grupo liberal del Parlamento europeo donde está presente ALDE y el PNV, pero también Ciudadanos y UPyD. Compartir escaño con estas dos formaciones incomoda a Tremosa, me cuentan que su absentismo parlamentario es muy comentado y que estaba buscando otra familia europea para integrarse. Pero en este subidón presidencial postconsulta, se echa de menos el entusiasmo de la Asamblea Nacional Catalana (ANC).
La plataforma liderada por Carme Forcadell se siente utilizada. Mas no sería nadie en el universo independentista sin la ANC, pero una vez ha saboreado las mieles del éxito, se ha olvidado de ella. Forcadell ha tenido algún que otro encontronazo, pero esta semana desvelará si mantiene la fidelidad al «president» o a su bizarra hoja de ruta unilateral, compartida por la decana de Económicas de la UB, Elisenda Paluzie, quien apuesta por declarar la secesión y tomar por la fuerza las instituciones del Estado en Cataluña. Esta profesora es la alumna más aventajada de la ANC, que sentó las bases de ese golpe de Estado en su ponencia programática. También afirmaban que el 23 de abril de 2015, festividad de Sant Jordi, Cataluña proclamaría la independencia y el 11 de septiembre de ese año, se aprobaría la nueva Constitución catalana. Mañana se sabrá si Mas está de acuerdo con estos plazos. Si quiere mantener el nervio secesionista, debería atreverse a concretar fechas, como pide ERC. Él, que tanto dice haber arriesgado. De lo contrario, habrá agotado sus quince minutos de gloria.