el oasis catalán

Comunión

El 9-N, más allá de un castigo al Estado y al PP, es la comunión de los fieles nacionalistas con la nación catalana

miquel porta perales

Después de semanas pensando en la naturaleza del 9-N -hipótesis barajadas: consulta, referéndum, votación, sucedáneo, simulacro, pantomima, parodia, encuesta, farsa, broma, ficción, comedia, performance, happening, nada, manifestación, movilización, fiesta, festival, barbacoa, romería-, he llegado a la siguiente conclusión: el 9-N es una comunión. Una congregación de personas que profesan la misma fe nacional.

Me explico. El pasado domingo, a la manera del antropólogo urbano, observé en directo la experiencia vivida por los «participantes» en los denominados «locales de participación» del así dicho «proceso participativo». Posteriormente, complementé mi investigación in situ con unas cuantas horas de televisión y radio. Al respecto, fueron de especial utilidad las impresiones y emociones relatadas por los «participantes» frente la cámara y el micrófono.

Sin más dilaciones: el 9-N, más allá de un castigo al Estado y al PP, es la comunión de los fieles nacionalistas con la nación catalana. A la manera del hecho religioso, Cataluña es un a priori del espíritu y un sentimiento que da vida y religa a los nacionalistas catalanes. El 9-N es una Diada por otros medios: ese ser nacional que se afirma; ese creyente nacional que predica la verdad y aviva la fe nacional, que señala -sin señalarlo: ¡qué sutileza!- al infiel no nacional, que cree en la redención de Cataluña mediante la construcción de una Cataluña nacional nueva - «el nuevo país», leí en el díptico que me entregó un propagandista de la causa en la puerta del «local de participación»- entendida como tierra prometida.

La Diada y su prolongación en forma de 9-N escenifican el guión -rito de paso, comunión, rogativa- de quienes están en el secreto -el mystes griego de los iniciados- de la nación catalana. Parafraseando al padre Peyton de los años cincuenta del siglo pasado, «la nación catalana que participa unida, permanece unida». Un tercio del censo electoral que desea convertir en Estado su religión de substitución.

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