el oasis catalán

Astucia

Un gobierno democrático que desobedece la ley; un político que no asume la responsabilidad del fracaso de su plan consultivo. ¿Cómo interpretar el empecinamiento de Mas?

miquel porta perales

La astucia -diccionario: agudeza, habilidad para engañar, picardía, marrullería- de Atur Mas nos ha conducido del viejo al nuevo 9-N. Resumo: una Ley de consultas no refrendarias impugnada y suspendida por el Tribunal Constitucional, una consulta también impugnada y suspendida, un denominado «proceso participativo» sin ninguna garantía democrática -que se convoca sin ser convocado- igualmente impugnado y suspendido en tanto que consulta o referéndum encubierto, y una Generalitat que -de momento- desobedece la providencia del Tribunal Constitucional -hay que suspender la cosa- arguyendo abuso de poder y de derecho y, no contenta con ello, demanda al Estado ante el Tribunal Supremo por vulneración de derechos fundamentales de los catalanes.

Ahí no acaba la cosa si tenemos en cuenta que este viernes está prevista la reunión del Pacto por el Derecho a Decidir, que podría tomar las riendas del «proceso participativo» para que Artur Mas y la Generalitat eludan sus responsabilidades en dicho asunto. Menudo embrollo. Pero, a tenor de las palabras de Artur Mas, aquí no pasa nada: hay que «conservar la calma y la serenidad», dice el presidente de la Generaliat. E invita a votar el 9-N en «legítima defensa de un pueblo entero». Concluye: lo que ocurre es una «cosa lógica y normal» y no hay que tener «miedo». La guinda: el lunes mandará una carta a Mariano Rajoy pidiendo un referéndum a la «británica». Artur Mas marca perfil para capitalizar el «proceso» y no quiere que nadie diga que se arruga ante «Madrid».

A modo de resumen, destaco un dos cosas: un gobierno democrático que desobedece la ley y las providencias de un Alto Tribunal; un político que -atrapado como está por todas partes- no asume la responsabilidad del fracaso de su plan consultivo. Pregunta: ¿cómo interpretar el empecinamiento de Artur Mas? Hipótesis: porque sabe que su carrera política -a menos que unas improbables «plebiscitarias» con «lista unitaria» le salven del descalabro- tiene fecha de caducidad. ¿Astucia?

Astucia

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