Derecho a decidir entre escarbar en la basura y un viaje a París

El dato de que España ya ha superado la terrible crisis no nos llega ni de Juncker, ni de Europa, ni de los Mercados, ni de Carlos Floriano..., nos llega de Sevilla, cuyo Ayuntamiento ha decidido que para escarbar en los contendores de basura hay que llevar setecientos euros en el bolsillo. Es la cantidad con la que se multará a los que revuelvan entre los deshechos de los demás, con lo que, antes de hacerlo, el ciudadano ha de decidir si se va un fin de semana a París o se arriesga a meter medio cuerpo en el container marrón.

Y el dato de que España ha reflexionado profundamente sobre el significado de la palabra Democracia nos lo ofrece límpido el Club de Fútbol Barcelona, que, por sentido democrático, se ha apresurado a adherirse al derecho a decidir de los catalanes, aunque su presidente, el señor Josep Maria Bartomeu, aún no ha tenido la misma deferencia con los socios de su Club, cuyo derecho a decidir sobre la elección de su presidente, que asumió el cargo tras la «operación biombo» de Sandro Rosell, no tiene una fecha tan clara como la del 9-N.

Una vez incorporados, tras mucho esfuerzo, al progreso económico y social que nos permite elegir entre buscar en la basura o un fin de semana en París, y una vez reflexionado en profundidad sobre las grandes ventajas del derecho a decidir, según y cómo y qué, sólo nos queda esperar los augurios que anuncia el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), esos que señalan a Podemos como primera fuerza política en España, circunstancia que le empezaría a dar un sentido más allá de lo identitario a ese grumo de sentimientos de urgencia separatista que le arrancan las lágrimas a Oriol Junqueras. Una España manejada por Podemos y una Cataluña manejada, tal y como parece, por Esquerra Republicana es, desde luego, un paisaje que nos obligaría a muchos, probablemente a más que ahora, a acogernos al derecho a decidir la pertenencia aunque sea a un islote y aunque haya que responder a preguntas intelectualmente bochornosas y arrojarlas de cualquier modo en urnas de cartón. El caso es que Podemos y elegir: no escarbar en las basuras, devolver el carnet de socio del Barça y no tener cuentas en Suiza ni Andorra como nos aconseja el alcalde Trias.