Los del veredicto: Las llaves del compás

El segundo premio de la edición anterior estaba a punto de aparecer en escena y butacas intentaba entonar el pasodoble de 'Los Valientes', pero nada, fracaso absoluto. Fracaso poco premonitorio de lo que venía. Vaya presentación traía San Pedro, 'pa morirse'. Sus cuatro golpes bien puestos y su final, por 'Cádi', para llevarte al paraíso.

Y llegaba el pasodoble de Cádiz. Se mece en su inicio hasta que llega el pellizco, aparece el sello Sheriff, luego se acelera, parece que se queda pero se va y al final, se aloja en el alma. Vaya obra trae el señor Braza Benítez. Que le pregunten al Canijo de Carmona hasta dónde le llegó el vello. Al autor sevillano había ido la segunda pieza. Emocionante, al tipo y engalanado por un música que hay que aprenderse. Ahí hay tarea. El primer pasodoble fue una loa más que merecida a su propia creación.

Bien llevado el primer cuplé a las frases de Carnaval. El segundo a la reencarnación. Ismael Beiro está cogiendo un aire a Teófila, decían. Los dos al tipo, con la muerte presente. De la tanda, lo mejor el estribillo.

Aunque bajan el nivel en los cuplés, en el popurrí San Pedro exprime el tipo con buenas cuartetas, efectistas y muy visuales la mayoría, pero que siempre acaban resultando. 'El Sheriff', tras varios años pasando por el Concurso de puntilla y pensando incluso en la retirada, ha resurgido para volver a traer lo mejor de su chirigota.